EL MUNDO AL REVÉS

 

CRASO ERROR, SEÑORA FUJIMORI

 

El gobierno Kuczynski tiene razón al rehuir a sentarse en una mesa de negociaciones con representantes del magisterio que mantengan vinculación, directa o indirecta, con facciones extremistas. Y esta lógica negativa es la que mal usa la dirigencia del profesorado para tener en vilo al país con su oleada de protestas violentas y disociadoras.

 

 

LUIS GARCIA MIRÓ ELGUERA

Hace muy mal el fujimorismo en arrimarse al carro de la izquierda presuntamente para "quedar bien" con la masa magisterial. Hablemos claro. Esta es una huelga política por donde se le mire. Porque si bien es justo el reclamo de los docentes ante la crueldad salarial a la que hace varias décadas los somete el Estado y además resulta intolerable el decrépito estado de la infraestructura escolar pública, la estrategia de los profesores transpira más bien a una obvia manipulación política. Aquello de dividir la demanda laboral en catorce diferentes pliegos de reclamos, tramitados a su vez por catorce facciones gremiales unos sindicatos pertenecientes a Patria Roja y otros a sendero luminoso, todos alimentados por la ubre izquierdista no es otra cosa que una celada tendida al gobierno para impedir que el reclamo tenga solución.

El gobierno Kuczynski tiene razón al rehuir a sentarse en una mesa de negociaciones con representantes del magisterio que mantengan vinculación, directa o indirecta, con facciones extremistas. Y esta lógica negativa es la que mal usa la dirigencia del profesorado para tener en vilo al país con su oleada de protestas violentas y disociadoras. Protestas que, en el caso de la capital, mantienen cerradas las calles con la consecuente afectación de los negocios que ya han perdido millones de soles en ventas-, perjuicio que ha roto parte de la cadena de pagos en desmedro de la ansiada recuperación económica nacional.

Por tanto, estando en su apogeo la amenaza de los radicales que usan a los maestros como pretexto para consolidar su reagrupación, es ridículo que en esta coyuntura el fujimorismo pretenda interpelar a la ministra de Educación. Por más irrelevante que haya resultado la señora Martens para administrar la cartera de Educación, es incomprensible que una agrupación política tan fundamental a sola firma controla el Congreso reaccione de esta forma. La inconsecuencia de Fuerza Popular demuestra pues que Keiko Fujimori estaría muy lejos de reunir las condiciones de estadista que el Perú demanda a sus líderes políticos. Recuerde, señora Fujimori, que su partido nació de una ´fuerza popular´ cohesionada alrededor de su padre, a raíz de la intrepidez y determinación que demostró para acabar con el terrorismo.

Terrorismo que ha vuelto a salir a la luz, tras cinco años de disparates de un régimen socialistoide, como fue el de los Humala-Heredia, y un año incomprensiblemente perdido de la gestión PPK. Hoy no solo son los maestros azuzados por un sendero luminoso disfrazado de movadef-quienes han tomado las calles del país. También la federación minera ya encendió motores, decidida a asfixiar económicamente al Estado. En este escenario, señora Fujimori, sería un suicidio político sumarse a la grita sindicalista que manipula a centenares de miles de maestros haciéndoles imaginar que interpretan sus reclamos, cuando esta representación sindical tan solo busca convertirse en nueva matriz para mangonear la política y económicamente apetecible federación magisterial.

No, señora Fujimori. El país deploraría que su partido se preste a esta mascarada. Primero que acabe la huelga. Luego, si usted insiste, interpele a la ministra Martens.

 

Publicado en Expreso, 19 de agosto de 2017