MÁS EMPLEO
El desarrollo económico de los países se fundamenta en buena medida en el empleo; sin embargo, no basta con generar plazas de trabajo, sino que estas deben procurar que el trabajador alcance un bienestar económico de acuerdo con sus expectativas.
FERNANDO MAC KEE TUEROS
La informalidad trae consigo limitaciones al desarrollo y pone en riesgo la integridad física de los trabajadores. Un claro ejemplo de ello es el incendio sucedido en la Galería Nicolini; una economía moderna no puede integrar prácticas que atentan contra los derechos laborales.
Uno de los elementos que afectan el bienestar económico de un trabajador son sus condiciones de trabajo, particularmente si es un trabajador formal o informal.
Los índices de informalidad en el país son altos. Se estima que más del 19% del producto bruto interno (PBI) es informal. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), son informales más seis millones de empresas y el 73% de los empleos; es decir, una quinta parte de la economía peruana es informal.
De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2015, la informalidad que se registra en Loreto es de 44.2%, en Áncash 36.1%, en La Libertad 32.6%, en Tumbes 31.2% en las empresas de 11 a más trabajadores.
El mayor “aporte” de la informalidad está en el agro, donde llega al 91%. Si bien los números indican la notoriedad de la informalidad en el país, también es necesario precisar que en los últimos 10 años la informalidad muestra una pequeña tendencia decreciente, pues ha pasado de 79.9% a alrededor de 73%.
No es un sobrecosto
La Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) aclaró que la formalidad no es un sobrecosto; por el contrario, genera beneficios tanto para trabajadores como para empresarios y empleadores. MÁS EMPLEO En ese sentido hay, por parte del Gobierno, una clara determinación de fortalecerla con el objetivo de propiciar el empleo justo para un mayor número de peruanos.
Se busca fiscalizar y sancionar los incumplimientos laborales, formalizar al mayor número de trabajadores permitiendo que estos accedan a sus beneficios, así como a la protección de su integridad física. El ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Alfonso Grados, resaltó el papel sancionador de Sunafil, sobre todo como agente de formalización laboral.
Ser formal es mejor porque la productividad media y con ello el ingreso promedio de un trabajador empleado formalmente es casi cuatro veces mayor que la de un trabajador informal, mejora la recaudación tributaria y el trabajador cuenta con más posibilidades para optar créditos, cuenta con protección social.
En el sector privado
Para el sector privado, la informalidad es producto de lo rígido y costoso que es crear empleo formal. La reducción de la informalidad debe ser una política de Estado que debe tener tres frentes: legislativo, regulatorio y judicial.
El Gobierno está desplegando esfuerzos para combatir la informalidad. El objetivo es generar 1.5 millones de empleos en el quinquenio. Se está coordinando con los sectores privado y sindical el régimen laboral. “La meta es que el sueldo promedio crezca 30% al 2021”, subrayó el ministro Grados.
La Sunafil proyecta lograr al 2020 la incorporación de 50,000 trabajadores informales en las planillas de las empresas mediante sus investigaciones y labor supervisora.
En el 2016 se consiguió que 4,831 trabajadores se incorporen a las planillas y, en lo que va de este año, la proyección bordea los 5,000. “Para el 2018 se espera duplicar esa cifra y cerrar el 2020 en alrededor de 50,000 trabajadores incorporados”, sostuvo la jefa de la Sunafil, Sylvia Cáceres.
El aporte es pequeño, pues el problema de la informalidad no solo atañe a esta entidad, sino que obedece a múltiples factores y ámbitos. Lo que sí está considerado es fortalecer las inspecciones laborales.
Un punto importante es el incremento de inspectores laborales, que podrá ser realidad con la asignación a la Sunafil de una partida de más de nueve millones de soles para este fin.
Publicado en Económika, 04 de setiembre de 2017