¿EL ESTADO EMPRESARIO NO FUNCIONA?

 

Nuevos y variados escándalos de corrupción y la ejecución de dantesco e ineficientes proyectos, ejecutados por empresas estatales de energía en casi toda Latinoamérica, continúan revelándose. Mantener a nuestras empresas estatales puede ser positivo y es soberano de cada país. Empero, si se decide mantenerlas es para que sean robustas y sostenibles. Para esto es imprescindible blindarlas del poder político de turno.

Blindadas y tornándolas corporativas y en competencia traen valor y pueden:

1) Romper acuerdos de control de mercado que muchas veces pacta el sector privado.

2) Estudiar proyectos estratégicos y apoyar a frágiles ministerios.

3) Participar en proyectos allí donde los privados no deseen participar.

4) Generar utilidades e impuestos.

5) Otros (ej: Statoil en Noruega)

¿Cómo blindarlas? Los directorios deben estar compuestos por miembros estatales (ministerios, etcétera) y por instituciones independientes (colegios de ingenieros, etcétera) y los requisitos profesionales y responsabilidades establecidos para su nombramiento. Este directorio o el presidente pueden luego elegir al presidente de la empresa, de una terna propuesta por una empresa cazatalentos, con requisitos claramente establecidos. Esto le otorga un gobierno corporativo que no responde necesariamente a los designos y caprichos del poder político de turno.

En Brasil, Petrobras, la empresa abanderada de la región, viene saliendo del abismo, privatizando inoperantes activos construidos muchos con sobreprecio. La corrupción e ineptitud vapuleo a Petrobras.

En Venezuela, un expresidente de PDVSA está con mandamiento de arresto y prófugo. Se le imputa blanqueo de capitales por 1,347 millones de euros entre el 2011 y 2012, y también se lo acusa de contratar un buque fantasma (Mariscal Sucre) donde se pagó US$ 1,175,300.00 por una nave que operó solo 40% de tiempo. Esto es solo la punta del iceberg y es inaudito para un país sumido en la pobreza y caos económico.

En Ecuador, se contruyeron ocho proyectos hidroeléctricos sin estudios serios de mercado y hay varias auditorías en marcha para detectar carencias técnicas, operacionales y de mercado en infraestructura ejecutada por Petroecuador (refinerías Esmeraldas y del Pacífico, planta de GNL, Bajo Alto, poliducto Pascuales - Cuenca y otros). Además, varios gerentes, ejecutivos y funcionarios de Petroecuador, ministros, viceministros y prebendarios empresarios están presos, prófugos o bajo investigación.

En Bolivia, varios funcionarios y dos ex presidentes de YPFB están presos e investigados y hay dudas sobre la factibilidad de algunos proyectos recientementes ejecutados. En Pemex se tiene similar situación. En Uruguay, en ANCAP, un exvicepresidente de la República fue obligado a renunciar por turbios manejos en la empresa.

Se oye menos de YPF, Ecopetrol y ENAP. Las dos últimas tienen algo de blindaje que comentábamos. Tal vez este es el camino que debería intentar Petroperú para tener menos injerencia política en sus acciones.

Ineptitud y corrupción al momento de encarar proyectos e inversiones que ejecutan las empresas del Estado son detrimentales para el bienestar económico de los países en el largo plazo. ¿Será que el Estado empresario no funciona? ¿Será que podemos blindar a nuestras empresas del poder político de turno? Los lectores tienen la última palabra.

 

Publicado en Gestión, 21 de febrero del 2018