REFORMA EDUCATIVA EN RIESGO

El candidato presidencial de México que lidera las encuestas ha prometido revocar la modernización que emprendió el Gobierno saliente.

En 191, México se convirtió en uno de los primeros países en decretar un Día del Maestro. Su centenario, el 15 de mayo, estuvo politizado: el presidente Enrique Peña Nieto ofreció un discurso en un evento oficial, mientras que los miembros del sindicato Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), salieron a las calles a protestar contra una reforma que Peña que promulgó el 2013.

El asunto más importante que estará en juego en las elecciones presidenciales, a realizarse el 1 de julio, probablemente sea el futuro de las reformas estructurales que Peña y sus aliados en el Congreso aprobaron en once áreas. Sus asesores aseguran que la educativa es la más popular. Sin embargo, podría ser la primera en desaparecer.

Aunque el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el mayor del país, respalda la reforma, el CNTE -con fuerte presencia en cuarto estados sureños pobres- se ha propuesto revertirla (el 4 de junio inició paro indefinido). El último debate presidencial, el 12 de junio, se enfocaría en la educación y es seguro que el candidato populista de izquierda y gran favorito para ganar, Andrés Manuel López Obrador, reitere su deseo de revocar la reforma.

El sistema educativo mexicano no presenta buenos indicadores de rendimiento. En la prueba PISA, que mide competencias en ciencia, lectura y matemáticas, se ubica muy por detrás de países que gastan montón similares percápita en educación, como en Bulgaria y Rumania, e incluso en América Latina, sus puntajes son apenas mejores que los de Colombia, cuyo presupuesto por alumno es de 45% menor.

Pero considerando el histórico poder del SNT, sorprende que los resultados no sean peores. Antes del 2013, controlaba las "comisiones de contratación", de modo que decidía quién ingresaba al magisterio. No existían evaluaciones y los profesores no podían ser despedidos. El Gobierno ni siquiera tenía datos de a cuántos pagaba, hasta que el 2014 halló que 300,000- cuyos sueldos representaban el 10% del presupuesto educativo- ya habían renunciado, fallecido o nunca existieron.

Peña dio vuelta a la situación. El 2013, la jefa del SNTE, Elba Esther Gordillo, fue arrestada por malversación. Aunque ella niega los cargos y espera juicio bajo arresto domiciliario, la demostración de fuerza del Gobierno podría haber motivado al sindicato a respaldar la reforma.

La ley dispuso que al Gobierno Federal pague directamente a los profesores y también exige a los postulantes y a quienes buscan ascensos rendir un examen escrito sobre métodos de enseñanza. Algunos estados, como Puebla, ahora realizan eventos públicos para anunciar quiénes obtuvieron los puntajes más altos y 2,000 profesores ya han sido ascendidos bajo este esquema. Peña quiere lanzar una plataforma similar a nivel nacional.

Todavía es pronto para evaluar la eficiencia de la reforma. Los resultados de la próxima prueba PISA recién se conocerán el 2019 y aunque las medidas están funcionando, tal vez los puntajes no mejoren. Es que pasará una década antes de que los alumnos que rindan la prueba tengan como profesores a profesionales contratados por sus méritos.

Por ahora, el único parámetro creíble es la velocidad a la que las reformas están siendo implementadas, que ha sido relativamente, en que parte debido a los compromisos que Peña asumió para obtener el apoyo de la SNTE. Por ejemplo, los contratados antes del 2013 tienen empleo de por vida, aunque pueden ser reasignados a labores administrativos. Nadie ha sido despedido por reprobar una evaluación y solo un tercio de profesores participa en esquemas de tutoría.

La reforma tambíén ha sido obstaculizada por una férrea oposición. Los miembros del CNTE están boicoteando sus evaluaciones y rehusándose a tomar exámenes a sus alumnos. A pesar de que la Corte Suprema ha sentenciado que el derecho de los profesores a hacer huelga no está por encima del derecho de los niños a aprender, nadie se atreve a despedirlos; y existen motivos para temer las consecuencias: el 2016, seis manifestantes del CNTE murieron cuando la policía trató de despejar una carretera que estaban bloqueando.

No obstante, la mayor amenaza proviene de López, que lidera las encuestas por más de 25 puntos porcentuales. El 13 de mayo, prometió que "la así llamada reforma educativa será cancelada". También exigió justicia para los "prisioneros políticos"- que es como los sindicalistas apresados por corrupción se llama así mismos-. López dice que la reforma es una vía para privatizar los colegios.

El mejor motivo de esperanzas para los reformistas es la división entre los sindicatos. El SNTE se ha puesto del lado de la nueva política educativa y podría resistirse a cambiar de parecer. El escenario optimista es que López solo promete revocarlas para ganar votos y que solo hará pequeños cambios cuando sea presidente.

Eso desencadenaría una nueva ola de furia de CNTE, pero también otorgaría a la reforma tiempo suficiente para que funcione y se convierta en políticamente sacrosanta para las elecciones del 2004.

Publicado en Gestión, 7 de junio del 2018