CÉSAR VALLEJO, CÓMO PROLONGAR LA ETERNIDAD DE SU ENORME OBRA

A 100 años de "Los heraldos negros", escritores, intelectuales y estudiosos de su obra dilucidan la tarea pendiente sobre el poeta de Santiago de Chuco.

KAREN ROJAS ANDIA

Hay autores a los que mientras más se les lee menos sencillo es catalogarlos.

Su legado, una fuente inagotable. César Vallejo es símbolo de ello: para algunos el más grande poeta latinoamericano del siglo XX.

"No se trata de un acto de fé (...) porque los grandes poetas no tienen éxito; tienen interlocutores fieles", dijo hace poco el crítico, escritor y docente peruano de Universidad de Brown, Julio Ortega, a El País.

Cien años después de que el poeta de Santiago de Chuco publicara "los heraldos negros" y tras ocho décadas de su muerte, qué tan leído sigue siendo fuera de los círculos académicos e intelectuales pero, ante todo, cómo es seguido y/o estudiado el escritor que mediante un soneto ("me moriré en París con aguacero/un día del cual tengo ya el recuerdo") predijo casi su muerte.

Lazos perennes

"Cada generación renueva el pacto con Vallejo, es innegable", sentencia Víctor Ruiz, editor del Grupo Planeta. Su obra, explica, ha transcendido modas, cambios radicales en los paradigmas estéticos y ha propiciado nuevas lecturas.

Pues no solo refundó el idioma (a través de la corrosión que hacía del lenguaje, la tachadura como recurso que lo conduciría a la poesía vanguardista y que evidencia en "Trilce") sino también transmitió "temas inherentes al ser humano".

Para el escritor, poeta e intelectual peruano Marco Martos, César Vallejo "es casi el único poeta peruano que tiene censo nacional". De ahí que exista un club futbol con su nombre hasta frases alegóricas ampliamente abrazadas en el cultura popular. "Son estos hechos que no tienen que ver con la literatura los que influyen para que Vallejo y todo lo que significa circule", observa tras indicar que es esto lo que propicia que los peruanos conozcan, al menos, algunos de sus poemas.

Una influencia transversal que queda reflejada incluso en proyectos artísticos como "Azules de Vallejo", la serie de grabados para la que Richard Wiesse tomó 33 veces la palabra azul en la obra del poeta.

Mirador restringido

Otras lecturas se vierten, no obstante, al respecto. Y es que, si bien se siguen impulsando actividades "vallejianas", nuevas reediciones de sus títulos o tesis sobre su obra; fuera del mundo académico la aproximación hacia el poeta peruano más representativo no ha atravesado mayores variaciones, coinciden el escritor el escritor Pedro José Granados y el poeta Miguel Ildefonso.

"Tanto 'los heraldos negros' como 'Poemas humanos' son los más recitados, lo más leído en la escuela desde hace décadas, pero la obra de César Vallejo tiene muchos matices y no se ha avanzado en este plano", sostiene Ildefonso, Premio Nacional de Literatura 2017 en la categoría Poesía.

Granados Aguero, estudioso de la poesía vallejina y autor de "Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo", coinciden en que los ciudadanos de a pie recurrimos casi siempre a los mismos títulos pero, sobre todo, desde un punto de vista manido, establecido y/o convencional.

Bajo esta premisa, argumenta que cierta crítica ha contribuido a acercarnos a sus poemas de modo repetitivo y convencional: "casi siempre es el Vallejo comprometido, el del dolor, la miseria, las carencias y, si bien es cierto, es insuficiente".

Reserva de esperanza

Según prosigue el crítico, hoy a nivel internacional los académicos ya observan "con otros ojos" a Vallejo lo que se corresponde con un relativo desplazamiento de las lecturas canónicas heredadas y un renovado interés en toda su obra.

"(Casi siempre) se le ha catalogado como un poeta triste o alma quejosa pero, en realidad, comprende múltiples facetas hasta de humor", dice Ildefonso.

"Su obra halla también sentido a la muerte, hay una reserva de esperanza, plenitud, alegría y esa es una imagen contrapuesta al Vallejo que hemos aprendido en colegio", añade Granados sobre unos hombres de breve vida e inagotable influencia.

José María Arguedas se adelantó, precisamente, con una sentencia: "Vallejo es principio y final".

Publicado en Gestión, 01 de agosto del 2018.