LOS EMPLEADOS PÚBLICOS

Raúl García*

Hoy nadie duda de la importancia que tienen las personas que trabajan en una organización en la obtención de resultados importantes. Asumo que la importancia de una actividad está dada por su alineamiento con los objetivos organizacionales. Es decir, si la realización de una actividad sirve para lograr los objetivos de la organización la misma es importante. Asumo también que los objetivos son lícitos.

El estado es una de las más importantes organizaciones que tenemos en nuestros países por la cantidad de empleados que tienen. Los servicios que brinda el estado (recaudación de impuestos, emisión de licencias de conducir, emisión de un documento de identidad, educación, salud, etc.) son generados por personas: los empleados públicos.

Como ciudadanos queremos que los empleados públicos sean eficientes, amables, tengan toda la información que necesitamos, que nos orienten y nos aconsejen respecto del trámite que queremos hacer, etc…y tenemos derecho a exigir un empleado público así.

Por otra parte, sabemos o tenemos alguna idea respecto a como son los procesos de selección, de inducción, de capacitación, las políticas retributivas, la carrera administrativa, el régimen disciplinario, etc. En términos generales estos procesos no se llevan a cabo o están poco desarrollados. Podemos encontrar, con carácter de excepción, algunas reparticiones públicas que tienen un muy buen nivel de desarrollo en todos o algunos de estos procesos.

Se me ocurre que sobre el tamaño actual de la planta de personal es poco lo que se puede hacer. Creo, en cambio, que sobre la capacitación y la carrera administrativa nuestros políticos (sean del poder ejecutivo o del legislativo) tienen un campo vasto para trabajar con intensidad en aras de convertir a la administración pública en una organización donde nuestros empleados públicos se puedan desarrollar humana y profesionalmente.

El trabajo sistemático en el incremento de las competencias de los empleados de la administración pública debería incluir tareas como:

a) desarrollo de un plan de inducción a la administración pública;

b) definición de puestos y perfiles;

c) asignación de los más idóneos a cada puesto;

d) capacitación en competencias necesarias para cubrir cada puesto;

e) formación ética y desarrollo de valores;

f) normas de convivencia interna;

g) confección de visiones y misiones ad hoc para cada oficina que respeten la visión y misión de la repartición a la que pertenecen;

h) desarrollo de comunidades de práctica;

i) desarrollo de una cultura de tolerancia al error que permita a los empleados reconocer sus equivocaciones y facilitar el aprendizaje de todos sus compañeros a futuro;

j) desarrollo de una cultura de mejora continua; etc.

Sin dudas las inversiones que se hagan en nuestros empleados públicos rendirán sus frutos en mejores empleados, más comprometidos con su misión, más eficientes, más proactivos, más preocupados por el ciudadano.

*Licenciado en Economía - Universidad Nacional de Tucumán (1989), Master en Economía.

Publicado el 26 de Mayo de 2009