La crisis según los niños

*Sergio Andrés Gómez Cepeda

¿Qué puede saber un niño de recesión económica?

Sorpréndase: sus respuestas acerca del tema podrían dejar boquiabierto a cualquier tecnócrata "neoyupi" graduado con honores de MIT. La 5ta Encuesta Adecco - Fundación Adecco ¿Qué quieres ser de mayor?, aplicada a 2.000 niños españoles, revela que los pequeños entienden más de política y economía de lo que cualquier adulto podría sospechar.

A la pregunta "¿qué acciones se pueden emprender para resolver la recesión económica?", los niños lanzaron propuestas que se mueven entre el asistencialismo tradicional y el socialismo del siglo XXI: "que en vez de despedir, bajen los sueldos", "arreglaría las cosas por caridad y no por dinero", "daría el dinero a los necesitados y no a los bancos".

Otros no ocultaron su profundo descontento con el manejo que los dirigentes le dan a la cosa pública: "que los políticos no mientan", "quitar la presidente del Gobierno", "que los políticos y el Rey no gasten el dinero en chorradas como un yate o un anuncio para que les elijan", bajar el sueldo de los políticos".

En algunos, el sentimiento de frustración con sus dirigentes es tal que proponen la importación de mandatarios o el ostracismo voluntario a lugares donde pulule la riqueza: "traer a Obama, para que sea presidente de España", "irnos todos a vivir a Dubai - Abu Dabi". Claro, no faltan los pragmáticos: "poner un euro cada uno y como hay mucha gente sacaríamos mucho dinero", "que sea todo gratis", "ahorrar y rezar".

Un dato revelador, que podría anunciar una próxima ruptura del statu quo, es que el 93% de los niños no quiere hacer lo mismo que sus papás, cuando sean grandes. Pero las vocaciones profesionales infantiles no cambian: la profesión más deseada es la de futbolista, con el 18%, seguida por policía, veterinario, médico y profesor.

Y como reivindicando su rechazo a los políticos, solo dos niños aseguraron que aspiran llegar a cargos de elección popular: uno quiere ser Presidente de Gobierno y otro, Alcalde de Albacete.

Pero, si duda, el que se toma más en serio el servicio público, y el que tiene una idea más clara de lo que es en realidad, es un niño que quiere ser "diputado de Disney".

La mayoría de los menores encuestados ubica a su familia en sitio primordial. Según dicen, la mayor parte de sus ingresos la destinarían a cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vestuario y educación. Después aparecen el pago de la hipoteca y las mejoras locativas de la vivienda.

Sin embargo, no faltan los consumistas derrochadores, que gastarían todo su dinero en "comprarme chicles y vestidos", "darme masajes" o "mantener mi peso, poniéndome a dieta". Pero puede más el sentido de responsabilidad social de los pequeños: buena parte destinaría sus ganancias a "erradicar la pobreza", a "los comedores de los colegios para que hicieran comida más rica", a "ayudar a África" y a "luchar contra el maltrato animal".

Una vez retirados de sus actividades, la mayoría espera cuidar y pasar más tiempo con su familia. Las niñas se dedicarían a las tareas del hogar, y los niños, a "hacer nada" (lo que todo hombre sensato esperaría). Algunos ya dejan ver su espíritu nostálgico y bohemio, pues harían "todo aquello que nunca pude hacer", se dedicarían a "escribir poesías" o a "salir de copas todas las noches con mis amigos".

Tremendo termómetro para los adultos. Más que una expectativa de lo que la humanidad será en el futuro estas respuestas son un claro reflejo de lo que somos hoy.

 

*Editor de Ámbito Jurídico (Colombia)

Publicado en el diario "Ámbito Jurídico" el 24 de agosto de 2009

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