Y ¿por qué en el Perú no?

 

Enrique Castillo Paredes*

La pregunta que nos ronda la mente cuando visitamos un país que tiene un enorme desarrollo turístico, es: ¿y, por qué en el Perú no se puede hacer esto?

Este no es un tema para nosotros, pero cobra mucha vigencia cuando, por alguna razón, debemos trasladarnos a países que han apostado decididamente por esta actividad, y estan ganando esa apuesta. La pregunta cobra mas importancia cuando algunos de esos países son mucho más pequeños que el Perú, tienen una oferta turística única, tienen un tercio de la población peruana, y su conectividad con el mundo se limita únicamente al transporte aéreo.

República Dominicana espera recibir este año casi dos millones de turistas, y su única oferta para el visitante son sus playas. Obviamente, no es poca cosa, tratándose del Caribe, pero nuestro país tiene una enorme costa con playas hermosas y atractivas, y, además, mucha mas variedad en la oferta turística, con una larga lista que va desde lo cultural hasta lo gastronómico, y que pasa ahora por lo médico.

Colombia ha lanzado una enorme campaña para interesar a los turistas con un lema muy atractivo, y su oferta avanza un poco mas que la dominicana, pero no se compara con la peruana. El único riesgo es que la gente se quiera quedar.

¿Que hace la diferencia, entonces, entre un enorme y rico país como el Perú y República Dominicana? El desarrollo de su infraestructura turística. Ahí esta su mejor y mayor oferta. El turista se siente atraído y seducido por las facilidades y bondades de todos los servicios que se le ofrecen, y de los cuales puede disfrutar, con todo incluido, por cantidades que son relativamente accesibles; y por el trato y la seguridad que recibe, que no es poca cosa, al tratarse de una actividad tan sensible a ello como es el turismo. Una isla como la que motiva esta columna tiene dos aeropuertos internacionales separados por apenas 200 kilómetros: Santo Domingo y Punta Cana, uno para los inversionistas y otro para los turistas.

 

 

No se trata, pues, solo de construir e inaugurar hoteles de cinco o de una estrella, de 21 o de tres pisos, no se trata de vender Machu Picchu o las líneas de Nazca, ni de haber ganado el galardón de tener una de las siete maravillas modernas, o la mejor oferta gastronomica; se trata de decidirnos a hacer del turismo una de las prioridades en el Perú, y de trabajar para ello articulada y ordenadamente, como lo han hecho México y España antes, y como ahora lo hacen Republica Dominicana y Colombia. Hoy a muchos peruanos les resulta más barato salir a Miami, Buenos Aires, Río, Cartagena, o Punta Cana que ir al Cusco o a Iquitos. ¿Por qué?.

 

 

 

 

 

 

 

 

Periodista*

 

Publicada en el diario Gestión, el 23 de Octubre del 2009