Eficiencia empresarial y percepción ciudadana

*Ignacio Basombrío.

La eficiencia constituye uno de los retos fundamentales que asumen tanto las empresas como las sociedades. No existen definiciones absolutas para efectos de determinar que puede entenderse como eficiencia. Pero en el lengua coloquial y en el análisis de la manera de la cual evolucionan los acontecimientos económicos y se devuelven las unidades productivas, existe, como un valor de fácil comprensión, el que se refieren a las empresas que se consideran adecuadamente administradas y aquellas otras que registran deficiencia en su gestión y, por tanto, en su contribución a la economía y a la sociedad.

En tal sentido se observa un evidente progreso en la percepción ciudadana sobre las empresas y sus niveles de excelencia como resultado, entre otros elementos, del desarrollo de la actividad económica, y, especialmente de la competencia que se produce en el mercado.

Existe consenso en reconocer que son aquellas unidades productoras de bienes y servicios que demuestran una capacidad mayor para atender a las expectativas de los ciudadanos, las que pueden perdurar, mejor su reputación y, por tanto, tener un valor de mercado creciente, junto a una apreciación que refleja en la fidelización de los clientes.

A pesar de la intensidad de los cambios producidos en el plano internacional, de la crisis económica y de la aparición de nuevo actores de los países emergentes, existen empresas que por sus niveles de calidad están destinadas a perdurar.

 

Condiciones necesarias

La eficiencia, según consensos fundamentales, requiere cuando menos de los dos requisitos esenciales, en primer lugar, compromiso adecuado y oportunos de inversión de capitales de riesgo para aumentar la capacidad competitiva que se registra en mercado.

Ambos factores demandan de compromisos muy claros por parte de los inversionistas y, al mismo tiempo exigen de políticas institucionales, que permitan un marco propicio para el desarrollo de nuevas inversiones.

Lo que se espera de una nueva empresa eficiente es un adecuado rendimiento, tanto para los accionistas como para la sociedad en su conjunto.

El primero por la retribución adecuada por la inversión efectuada. Este aspecto adquiere un mayor significado en la actual coyuntura cuando luego de la crisis financiera, se aprecia como cualitativamente superior a la economía real, reflejada en la producción de bienes y de servicios.

Para lograr el objevico anterior, las empresas deben majar con criterio técnico sus costos. Ellos no significa realizar ajustes por el lado más endeble de la estructura, es decir, el de la retribución a los trabajadores, dada que ello puede tener un doble y negativo efecto. El primero de ellos, la baja productividad o los inadecuados rendimientos de los trabajadores que no reciben remuneraciones adecuadas por su aporte en la producción y en, un segundo término por las limitaciones para el desarrollo del mercado interno. Este último resulta muy importante cuando se registran situaciones, como la actual crisis internacional, en los que se restringen los niveles de la demanda en los mercados externos.

La empresa eficiente cumple una función social y responde a la economía de mercado, en la cual las personas, y no las corporaciones, son el componente fundamental.

En tal sentido la empresa eficiente debe estar en capacidad de satisfacer bienes y servicios que reúnan características tales que determinen que el consumidas, siempre a tento a nuevas condiciones de oferta en el mercado, mantenga su lealtad con el producto o servicio proveniente de esa empresa que intenta elevar los niveles de eficiencia requeridos en un marco de creciente competencia.

Las reglas de eficiencia, como se deben entender en un nuevo entorno empresarial y económico, procuran encontrar el necesario equilibrio entre los derechos de los accionistas, los propósitos de las administraciones y los interés de los consumidores. Cabe señalar que, en el mundo industrializado, en etapas de incertidumbre, como l actual, el factor determinante para la recuperación económica es la confianza de los ciudadanos y , por tanto, su comportamiento en el mercado.

 

*Profesor del Instituto de Gobernabilidad-USMP.

Publicado en Gestión, el 8 de febrero del 2010