Interminable estadística fatal

(*) Edgar Núñez Román

Según cifras dadas a conocer por el Centro de Investigación de Transporte Terrestre (Cidatt), el Perú tiene el índice más alto de muertos en accidentes viales en América Latina, al registrar 30 fallecidos por cada 10 mil vehículos, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que nuestro país registra la cifra más alta de peatones muertos en el mundo.

Las autoridades encargadas de seguridad vial no toman en cuenta a los peatones, sólo dan prioridad a la fluidez de los autos y la inversión en seguridad vial es casi inexistente. Se siembra cemento y asfalto pero no se siembra protección ni seguridad.
En los últimos 10 años, según datos de la Defensoría del Pueblo, 35,453 personas perdieron la vida y más de 420,000 resultaron heridas, debido a accidentes de tránsito en carreteras y pistas del país.

Los más vulnerables son los jóvenes de 15 a 24 años. Desde el 2004 la cifra de muertos por accidentes de tránsito no ha bajado de los 3,000. En 2009 fallecieron 3,243, cifra por encima del promedio histórico.
Lo peor es que las autoridades y la misma población están aceptando esta realidad como algo "normal". Lo que más espanto genera en nuestro país, es el terrorismo, la delincuencia y el Virus gripal A/H1N1, lo que indica que la población está sensibilizada a estas amenazas globales, pero igual espanto debería causarle los accidentes de tránsito, porque las cifras de víctimas mortales supera a las tres amenazas juntas mencionadas.
Todas la medidas tomadas para reducir los accidentes de tránsito, fueron un fracaso, porque no se ha dado un salto estratégico, se administra lo de siempre; se cambia un poco para que todo siga igual.

En Lima los 10 puntos negros identificados en el 2006 están igual, nada se ha hecho y aquí la presencia concreta de los municipios es inexistente. Las campañas, como el Amigo Elegido o Tolerancia Cero, no son permanentes, por eso no producen una real toma de conciencia, estas campañas no pueden parar, se requiere medidas sostenibles, para evitar que cada dos horas un peruano fallezca en una carretera.

La Unión Europea y los ministros europeos se propusieron bajar del 2001 al 2010 en 50% el número de muertos por accidente de tránsito. España y Letonia han sido galardonados por el éxito alcanzado, lograron reducir, en el periodo 2001- 2009, en 44%, el número de personas muertas en carreteras. España de los 136 muertos por millón bajó a 68, por debajo de la media de la UE que se sitúa en 79 muertos por millón de habitantes
¿A qué se debe este éxito? A medidas legislativas y administrativas, carné por puntos, cinturones de seguridad delanteros y traseros, controles aleatorios de alcoholemia, 800 radares en las carreteras con proyección a 2,000 aparatos en 2012.

Reducir el número de muertos por accidentes de tránsito no es un imposible, tampoco es el precio a pagar por el crecimiento económico, como lo creyeron en algún instante los franceses, quienes en 2002 contaban con casi 8,000 muertos, sin embargo en los últimos cuatro años, han logrado una sobresaliente disminución de 35 por ciento.
El alto compromiso político lo asumió Jacques Chirac, en 2002, cuando incorporó la lucha contra la violencia en el tránsito como una de las tres prioridades del gobierno y cuando introdujo los sistemas de cámaras automáticas de control de velocidad (870 cámaras entre el 2002 - 2005), endureció el régimen de sanciones y las campañas de concientización que finalmente permitieron cambio de actitudes y comportamientos.

El control de la velocidad logró reducir en 75% el número de víctimas fatales en Francia. Otros países como Bélgica incorporaron alianzas entre actores sociales para la seguridad vial; Luxemburgo y Suecia introdujeron la educación vial en los programas de estudios de las escuelas primarias y secundarias;

Es un imperativo que tomemos acciones decididas en defensa de la vida, tiene que haber una toma de conciencia de los poderes públicos. La cultura de poco control tiene que cambiar y no se debe permitir el incumplimiento a las normas. El respeto a la ley es más importante que su severidad.

(*) Congresista de la Republica

 

Publicado en El Peruano, el 30 de marzo de 2010