Hay que pensar bien para decidir bien

José Ricardo Stok

Los ciudadanos esperamos que nuestros gobernantes asuman con sabiduría las responsabilidades inherentes a su cargo; hay muchas cosas muy importantes en juego que se les confía. Hacerlo mal sería defraudar; no actuar, por desidia, sería abdicar de la tarea de gobierno. Por eso a un gobernante o directivo, a cualquier nivel, sea nacional, regional o distrital, le debemos pedir que sepa su trabajo: es básico tener capacidades cognoscitivas; pero además, le exigiremos que sepa hacer, es decir capacidades operativas, algo que deviene en indispensable en el gobierno; y finalmente que quiera hacer, que ponga la voluntad por encima de comodidades o temores, cosa que es determinante. No es un juego.

Dirigir bien implica tomar decisiones que mejoren la organización y el bien común en términos de justicia y eficacia. Y para esto hay que pensar bien. Pensar no es exclusivo de los intelectuales; pensar es propio de todo ser humano. Pensar es relacionar los diferentes conocimientos que una persona tiene presentes en ese momento en su mente, para converger en una síntesis; allí se encuentran la experiencia -aportada por la memoria-, los consejos y la intuición, fruto de la imaginación. Hay que aprender a pensar, a pensar con rigurosidad, a estructurar lógica y válidamente los argumentos sobre los problemas de dirección que se presentan, a considerar todas las posibles implicancias y a todos los posibles involucrados.

Piensa bien el presidente Humala cuando desea contribuir a resolver el problema suscitado en Conga analizando los diferentes aspectos de los agentes genuinamente involucrados, con orden, rigurosidad, y de manera especial, con la verdad. Y sobre todo animando a evitar cerriles enfrentamientos principistas, que no contribuyen a nada.

Piensa bien la actual Ministra de la Mujer al plantear que ese ministerio sea de la Familia: al considerar los problemas y falencias ocurridas a niños, mujeres y también hombres, es obvio que la crisis es de la familia, por lo que es necesaria una visión unitaria. Si la familia es la célula de la sociedad, es evidente que hay que prestarle una especial atención, sin caer en discriminaciones que responden a clichés.

Piensa mal el presidente regional de Cajamarca al ceder a presiones de terceros o a informaciones parciales o incluso erradas, y no considerar que puede causar más perjuicios que los que pretende evitar. Un problema técnico tiene soluciones técnicas.

Pensó mal la ex alcaldesa de San Isidro al entregar toda una calle, Conquistadores, a una empresa de bebidas gaseosas; si pretendía llevar sentido navideño, en realidad lo evitó, reemplazando belenes y figuras del Nacimiento de Cristo por luminosos anuncios publicitarios, y generando caos en los vecinos y en cuantos utilizan esa importante vía.

Decisión y acción directiva son convergentes; es diseñar el futuro y enfrentarse a él. Y para ello, se precisa prudencia y otras virtudes: valentía, audacia, generosidad, reciedumbre, sobriedad, laboriosidad, … Gobernar es sin duda alguna servir, no servirse; ser útil antes que aprovecharse. En definitiva, el gran servicio que todos esperan.

Y hablando del Nacimiento, allí encontramos una verdadera cátedra de pensar bien, entre otras cosas, porque se piensa antes en los demás que en uno, en cómo servirles mejor, en cómo estarán más felices. ¡Feliz 2012 a todos!

 

Publicado en Gestión, el 27 de dicembre del 2011