Recuento 2011 y perspectivas 2012

Alonso Segura Vasi

El 2011 ha sido un año muy intenso e incierto, tanto en el frente interno como en el externo. En el interno fue un año de cambio político. Empezamos el año con nuevos gobiernos regionales y municipales, la mayoría de ellos provenientes de movimientos locales. Este cambio en el mapa político, si bien brinda la oportunidad para una mayor legitimidad del proceso político de cara a la población, también resultó en una incapacidad mayor a la usual de las autoridades subnacionales de ejecutar sus presupuestos, debido a su inexperiencia en la gestión pública. Asimismo implica un reto para la armonización de políticas públicas con el gobierno nacional, debido a la heterogeneidad, tanto de experiencia como de agendas, de estos gobiernos, como lo ha hecho manifiesto el rol que desempeñaron en algunas de las protestas recientes.

Fue también un año de cambio en el gobierno nacional, donde, nuevamente, un candidato que a inicios de año aparecía con escasa chance, termina ganando la elección, pasando de un plan de gobierno radical a otro que representa continuidad de un modelo económico que le ha servido bien al país, si bien con cambio de matices, en busca de acelerar lo que han denominado una mayor inclusión social. Lo cierto es que la gobernabilidad futura del país depende no solo del crecimiento económico, sino también de la capacidad para que todos los segmentos de la población puedan beneficiarse de manera cada vez más equitativa de estas mejoras de bienestar.

El frente externo se inició con cambios profundos en el mapa político del Medio Oriente, y un fortísimo terremoto en Japón, el cual influyó en un severo debilitamiento del crecimiento en EE.UU., elevando materialmente la probabilidad de una nueva recesión global, pese a que los indicadores económicos recientes muestran cierta mejoría y estabilidad. Finalmente está Europa, región en cuidados intensivos, donde las autoridades, pese a las múltiples oportunidades y cumbres, han sido incapaces de contener un problema, más allá de los problemas estructurales que enfrenta, que en el corto plazo debió limitarse a economías periféricas como Grecia o Portugal, y que ahora constituye un riesgo inclusive de fraccionamiento de la moneda común.

En resumen, un año de elevada volatilidad e incertidumbre, mediocre para los mercados, pero bueno en términos de crecimiento por este lado del mundo, si bien fue de más a menos. Para el Perú, un crecimiento aproximado de 6.8%, tras un año de 8.8%, es muy favorable.

El 2012 también se presenta lleno de incógnitas. Un año que aún en el mejor de los casos verá un mundo con el menor crecimiento promedio de los últimos años, exceptuando la crisis del 2008 y 2009, y donde el sesgo es a la baja. Europa continúa siendo el foco de la atención mundial, con decisiones cruciales por adoptar para la supervivencia de la unión política. Si bien más por canales indirectos, el entorno económico que enfrente América Latina depende en gran medida de lo que pase en esta región del mundo. Es un año también que verá una transición política en las dos economías más grandes del mundo, EE.UU. y China.

Perú parte con un crecimiento esperado de 5.5%, menor al que estamos acostumbrados, pero nada malo dado el contexto mundial. De materializarse, sería nuevamente líder en crecimiento de la región. Sin embargo, por el lado interno, sostener el crecimiento pasa por mejoras en expectativas y en clima de inversión privada, variable determinante para el desempeño económico del país. Al gobierno le toca contribuir a este clima favorable de inversión, como condición necesaria para desplegar sus iniciativas de inclusión social.

 

Publicado en Gestión, el 26 de diciembre del 2011