Evaluación del impacto y de la calidad del gasto

 

EDMUNDO BETETA

Docente PUCP

 

¿Gastaría usted en una medicina de dudoso impacto en su salud? Por suerte, su médico le receta fármacos avalados por estudios de eficacia. Análogamente, la política presupuestal moderna, además de disciplina fiscal, busca eficiencia en la asignación de recursos y el mayor rendimiento en la gestión de entidades, programas y proyectos (Allen y Tommasi, 2001). Para esto, los métodos de evaluación de impacto son los más rigurosos para obtener evidencia sobre los resultados de los programas y sobre las mejores alternativas para lograr objetivos de política.

Sus principales aplicaciones contrastan los resultados de interés (en salud, inclusión social, etc.) de los grupos cubiertos por las intervenciones gubernamentales con los de un grupo similar de no beneficiarios, para determinar si realmente los involucrados en un programa X están mejor que sin él.

Revisemos algunas preguntas claves para el desarrollo nacional que se contestan con evaluaciones de impacto (hoy inexistentes):

1) ¿Tendrá éxito una agenda de competitividad? Los sectores que están a cargo de implementarla (Agricultura, Pesca, Comercio, Industria y Turismo) ejecutan 30 programas dispersos (unos S/.1,000 millones anuales) en temas de innovación, fomento o desarrollo productivo, cuyos efectos se desconocen. ¿Cuáles podrían continuar, fusionarse o cerrarse para contribuir a la competitividad?

2) ¿Es efectivo el gasto contra la desnutrición infantil? El Programa Articulado Nutricional (PAN) aumentó en más de 100% su presupuesto desde el 2008 (a S/. 1,266 millones en el 2012); hoy sabemos que la desnutrición crónica en menores de 5 años cayó de 22.6% en el 2007 a 18.4% en el 2010, pero no el impacto atribuible al PAN.

¿Cuánto redujo la desnutrición el aumento promedio en los ingresos familiares por el crecimiento económico?

¿Cuánto se debe al programa Juntos, que agrega S/. 100 al ingreso de más de 500 mil hogares?

3) ¿Qué estrategias logran más efecto por sol gastado en la destreza matemática de los escolares? ¿Las capacitaciones a docentes, la mejora en los materiales educativos, los desayunos escolares?

Otros gobiernos (México, Brasil, Colombia y Chile) contratan sistemáticamente evaluaciones de impacto independientes.

En Chile, en la última década reportaron el impacto de más de 80 programas. En el Perú empiezan a surgir señales positivas, como el anuncio de la ministra de Desarrollo e Inclusión Social de evaluar el impacto de los programas sociales; o que el Ministerio de Economía y Finanzas haya encargado el primer estudio de este tipo (para Construyendo Perú, hoy Trabaja Perú) en el marco del Presupuesto por Resultados (PPR). No hay PPR sin información que identifique la responsabilidad de los ejecutores de programas específicos.

Las evaluaciones de impacto propician la transparencia política y rendición de cuentas de las autoridades, el aprendizaje del sector público y el mejoramiento de la calidad del gasto y de los programas. Entregan factores explicativos de los resultados (problemas en diseño, en focalización, en procesos, en la calidad de la oferta pública, etc.) que permiten aplicar correcciones. Invertir en estos estudios es altamente rentable: una evaluación de aproximadamente S/.500 mil puede mejorar un programa de decenas o cientos de millones de presupuesto. ¿Gastaremos los 95 mil millones del presupuesto nacional del 2012 sin evidencia sobre los impactos de los programas?

 

Publicado en Gestión el 6 de marzo de 2012