Indicadores que también aportan al crecimiento

 

Carlos A. Anderson
Economista

Los economistas convencionales han identificado una serie de indicadores líderes de crecimiento económico. La idea es anticipar la tasa de crecimiento del PBI, básicamente siguiéndole la pista al consumo aparente de electricidad, de cemento y a la evolución de las expectativas empresariales. Algunos índices líderes, como el de la OCDE, tienen un desempeño notable como predictores del crecimiento futuro, pero en general la ciencia de la futurología económica deja mucho que desear, por más sofisticado y econométrico que sea el modelo de predicción.

De allí que las cosas hayan ido cambiando al punto tal que algunas empresas comienzan a prestarle atención a una serie de indicadores no convencionales del crecimiento económico. ¿Cuán no convencionales? Pues imagine que empresas del sector farmacéutico en los Estados Unidos monitorean con atención la evolución de las ventas de laxativos, condones y medicina antiestrés. La lógica económica -desde la perspectiva de la novedosa Economía del Comportamiento (Behavioural Economics)- es impecable: Cuando las cosas van bien en lo económico, las personas se sienten más optimistas y felices, y parte importante de expresar dicha felicidad viene por el lado de su participación en el mercado del sexo: un aumento en las compras de condones indica, por lo tanto, que las cosas en lo macro van muy bien y que probablemente se pongan todavía mejores. Por su parte, una baja en el consumo de condones no solo indica que la libido anda medio golpeada, sino que la economía como un todo probablemente está mal. El argumento acerca de los laxativos y la medicina antiestrés tienen también su lógica desde el punto de vista de la economía del comportamiento: el estrés y los problemas estomacales producto de la sicosomatización de los problemas económicos.

Aunque de naturaleza parcial, estos indicadores no convencionales del rumbo presente y futuro de la economía merecen (y comienzan a recibir) mayor atención. Hace mucho tiempo, por ejemplo, que quedó muy claro que las ventas de cosméticos aumentan en momentos de tensión económica: las damas -tan sabias ellas- compensan las penurias económicas con una sobredosis de vanidad y belleza con el fin de mantener el espíritu en alto.

Recientemente, se ha establecido incluso que hay una relación entre la bonanza/pobreza de la economía en general y la altura promedio de los tacos en el calzado femenino. A juzgar por la altura de los tacos que pude observar durante un reciente evento en el Jockey Plaza ¡la economía peruana está boyante! Hay un índice que me parece particularmente preocupante: el MUI. El MUI son las siglas del Men’s Underwear Index, el cual postula que en momentos de dificultad económica, los hombres tendemos a disminuir nuestras compras de ropa interior. Afortunadamente para la economía norteamericana, el MUI está al alza desde hace ya varios meses, con lo cual se puede anticipar que la economía como un todo ya está prácticamente fuera del peligro de una doble recesión. Ahora solo falta que el HHI también se mueva fuertemente al alza. ¿Qué es el HHI? el Índice de la Humilde Hamburguesa, el cual le sigue el rastro a la evolución de la economía mundial tomando como proxy las ventas de hamburguesas de la afamada MacDonald.

Lo que si no recomiendo es seguirle la pista al número de personas infieles. Los estudios revelan que la infidelidad tiene una relación ambigua con la economía: aumenta en tiempos de bonanza económica debido al optimismo de los tiempos buenos pero aumenta también en momentos de depresión económica, cuando la actitud más común es “y qué importa si me atrapan”.

 

Publicado en Gestión el 23 de marzo de 2012