Presión Tributaria: cuánto más, para qué y cómo

 

César Peñaranda C.

Director Ejecutivo, IEDEP - CCL

 

El Ministerio de Economía y Finanzas tiene como objetivo elevar la presión tributaria (PT) de 15% a 18% al 2016, para cuyo efecto obtuvo facultades legislativas. Dos interrogantes surgen al respecto, una de política fiscal: ¿para qué y cuánto más?, y la otra de política tributaria y recaudación: ¿cómo?

Empecemos con la primera, precisando que por presión tributaria entendemos la relación entre el total recaudado por los impuestos y el Producto Bruto Interno (PBI), es decir, qué porcentaje de lo que genera la economía en un año lo absorve el Ejecutivo en impuestos, lo que de inmediato nos lleva a preguntarnos cuánto queremos que sea; lo que a su vez implica definir de qué actividades queremos que se encargue, qué inversiones le corresponde manejar, qué problemas debe resolver, de qué dimensión debe ser el sector público, preguntas que han adquirido particular relevancia a la luz de los problemas que el mal concebido "Estado de bienestar" enfrenta en Europa. Precisando esto podemos determinar qué recursos se requieren y si una determinada PT es adecuada o no; el que 18% sea la PT promedio de Latinoamérica es solo referencial, pues en nuestro caso podría ser mayor o menor según el rol que asignamos al sector público y, por cierto, de la eficiencia (hacer más con menos) y eficacia (lograr los objetivos) con que maneje los recursos.

Las respuestas a las preguntas formuladas no están definidas en el caso peruano, que tiene además pendiente una reforma integral del sector público, conformado por una maraña de organismos muchas veces redundantes y generadores de múltiples barreras burocráticas y servicios deficientes, caracterizados por su incapacidad de ejecutar bien y a tiempo los presupuestos de inversiones, envueltos en muchos casos de corrupción que encarecen el consumo e inversión pública. Entonces, cómo en este contexto se quiere subir la PT, cuando actualmente con cumplir las tres E (eficiencia, eficacia y equidad) los recursos vigentes serían sufiencites para ejecutar una adecuada política fiscal (consumo e inversión).

De seguro el Ejecutivo requerirá más adelante incrementar la PT para ampliar su cobertura, pero en la actual coyuntura lo relevante es abocarse a las tres E. Los recursos que busca allegar pueden ser más efectivos en manos del sector privado para consumo, inversión o ahorro.

La segunda pregunta de cómo incrementar la PT, implica evaluar la política tributaria y el sistema de recaudación vigente para precisar qué cambios realizar. Así, qué hacer cuando solo el 40% de la economía tributaria, lo que determina que la PT del sector formal es propia de una economía desarrollada (39%) y, entonces, ¿queremos gravarlos más?, incluso cuando se argumenta que es la propia política tributaria una de las principales causas de la alta informalidad; cómo corregir una política regresiva pues descansa más en impuestos indirectos que directos; qué hacer con las exoneraciones tributarias que no han funcionado y que significan 1% del PBI; hasta cuándo mantener los impuestos antitécnicos (ITAN e ITF); cómo enfrentar la alta evasión del IGV e IR que alcanza el 3.7 y 3.5% del PBI, respectivamente, sin agobiar al sector privado vía los sistemas de pagos adelantados, pues las empresas se crean para producir y no para recaudar impuestos; cómo resolver el contrabando que alcanza 0.5% del PBI.

Son múltiples problemas que denotan que es tiempo de pensar en una cabal reforma tributaria y del sistema de recaudación, con amplio debate a nivel nacional, más que en cambios coyunturales con mero propósito recaudador.

 

Publicado en Gestión el 11 de junio de 2012