Oportuna respuesta de política económica

 

 

Alonso Segura

Agente de Estudios Económicos Banco de Crédito BCP

Recientemente, el Ministerio de Economía y Finanzas anunció un nuevo paquete de medidas de mayor gasto fiscal y de apoyo al sector exportador. Es un momento oportuno, por tanto, para analizar el contexto en el cual se da esta decisión.

Es obvio que la situación en Europa se ha deteriorado en los últimos meses. A todas luces, el factor externo que más preocupa es aquel de una potencial crisis soberana y financiera con artistas de contagio global, gestada en esta región del mundo. Esta podría darse, sea por una salida inminente de Grecia de la moneda común, probabilidad, sin embargo, que se ha reducido tras la formación de un nuevo Gobierno, o por la precaria situación por la que atraviesa España. Preocupa, además, la reacción de los mercados ante esta situación, potencialmente con un efecto dominó que luego arrastre también a Italia. En ausencia de acuerdos concretos para una integración fiscal y bancaria más profunda en la eurozona, que no se vislumbra en el corto plazo, la situación es muy incierta.

Lamentablemente, este no es el único riesgo de fuente externa que pudiera afectar adversamente nuestro desempeño económico. Ha pasado un poco inadvertida debida justamente a los problemas en Europa, y en parte como consecuencia de estos, una desaceleración de crecimiento sincronizada en varias de las principales economías del mundo: Estados Unidos, China, India, Brasil, entre otras. El primero acaba de recortar sus proyecciones de crecimiento para este año y el próximo, mientras que China y Brasil ya están ambos implementando medidas de expansión monetaria y fiscal para contrarrestar el crecimiento menor al esperado, por citar un par de ejemplos. Aún otros vecinos de la región, como Colombia, también enfrentan un enfriamiento repentino en su ritmo de crecimiento. Esto significa menor demanda externa por nuestros productos.

Lo cierto es que algunas cifras ya muestran un desempeño menos auspicioso, frente a lo esperado, de la economía peruana. Las exportaciones han caído significativamente a lo largo del año, por menores volúmenes de exportación, así como también por menores precios. Los datos de variación del PBI de marzo y abril también han salido debajo de consenso, debido a sectores primarios y manufactura, particularmente aquella vinculada con sector externo. Los indicadores de confianza empresarial y del consumidor han empezado a ablandarse, si bien por ahora es prematuro afirmar que esto vaya a marcar una tendencia. A esto podemos sumar la conflictividad social de los últimos meses, que eventualmente pudiera implicar postergación o reducción de flujos de inversión privada, así como una probabilidad creciente del Fenómeno del Niño en los próximos meses. En el lado positivo, indicadores de demanda interna continúan resilientes, pero experiencias previas sugieren que ante choques externos significativos, eventualmente terminan por ceder.

En resumen, un escenario donde si bien las cosas podrían estabilizarse, hay suficientes riesgos en el horizonte como para explicar una respuesta calculada de política fiscal en el corto plazo. La magnitud de las medidas anunciadas no compromete en modo alguno la prudente posición fiscal del Gobierno, y si bien la capacidad de ejecución sigue siendo la gran incógnita, por ello es tanto más aconsejable que se actúe temprano. Acciones futuras tendrían que analizarse en función de la evolución del balance de riesgos.

 

Publicado en Gestión el 25 de junio de 2012