Pobreza: ¿y si la medimos menos y la reducimos más?

 

Hugo Santa María

Socio de apoyo consultoría

 

En la últimas semanas hemos visto un debate en torno a las diferentes metodologías para medir la pobreza en el Perú, o - como dijo la ministra Trivelli- sobre las diferentes “apellidos” de la pobreza. Ciertamente, según la metodología que se use para medirla, los resultados sobre la reducción de la pobreza pueden ser más o menos alentadores. Sin embargo, independientemente de la discusión estadística hay una realidad concreta: aún existe entre 8 y 13 millones de peruanos en situación de precariedad, que carecen de los recursos y servicios básicos para vivir una vida digna.

¿Quién es clasificado como pobre en el Perú? La metodología más usada para medir la pobreza es “la pobreza monetaria”. Esta mide el porcentaje de personas cuyo gasto no les permite acceder a una canasta de consumo que cubra la ingesta calórica básica y otros gastos esenciales, como salud. Al 2011 en el Perú esta canasta de consumo básico ha sido valorizada por el INEI en S/. 272 al mes por persona. Es decir, una familia de cuatro miembros “sale oficialmente” de la pobreza si dispone de unos S/. 37 al día para cubrir gastos como alimentación, vivienda, agua, luz, transporte, educación y vestido. Al 2011 existen 8.3 millones de pobres, según esta información.

Reducción de la pobreza monetaria: no todo es tan bueno como parece. Dejar la clasificación de pobre no significa pasar de la noche al día, pues la situación de miles de familias sigue siendo extremadamente frágil. Por ejemplo, hay casi 700 mil familias (más de 2.5 millones de personas) que viven con S/. 40 o S/. 50 al día y que, por lo tanto, no son clasificadas como pobres, pero a las que una helada, un accidente o una enfermedad haría regresar rápidamente a la clasificación estadística de pobreza. De hecho, en el periodo 2007-2011, de cada diez familias que dejaron la pobreza en un año determinado, entre dos y tres volvieron a ser pobres al año siguiente.

Añadiendo dimensiones a la pobreza. El gasto monetario es una medida importante para evaluar las condiciones de vida de la población, pero no la única. Recientemente ha cobrado mayor importancia la medición de otras dimensiones de la pobreza, como el acceso a servicios básicos, condiciones de la vivienda, nivel de escolaridad de la familia y acceso a la salud, que son ponderados de distinta manera para obtener un indicador de pobreza multidimensional. Según la forma como se ponderen estos distintos indicadores, el número de “pobres multidimensionales” estará entre 11 millones y 13 millones. Además, la reducción de este tipo de pobreza ha sido mucho más lenta. Así, el porcentaje de hogares con conexión a desagüe ha subido de 50% en el 2004 a apenas 59% en el 2011, mientras que el de familias que viven en condiciones de hacinamiento ha disminuido marginalmente.

Diferentes definiciones, el mismo problema y el mismo objetivo. El objetivo más importante de este gobierno – y del Perú como país – es lograr la inclusión social de un importante grupo de la población. Para alcanzar este objetivo se ha n planteado metas tanto de pobreza monetaria (15% de pobres al 2016) como de pobreza multidimensional (aumentar en diez puntos porcentuales el porcentaje de hogares con servicios básicos completos, la tasa de matrícula, etcétera). Esto es positivo porque, más allá de las diferentes definiciones metodológicas y técnicas estadísticas para medir la pobreza, todos tenemos una idea bastante aproximada de qué es, dónde está y qué la causa. Concentrémonos en reducirla, además de medirla.

 

Publicado en Gestión el 6 de agosto de 2012