Entrevista a Fernando de Szyszlo

“La pintura es el homicidio de un sueño”

 

Considera el arte actual como decepcionante y lleno de gestos

Asegura que Sérvulo es el más grande pintor peruano del siglo XX


 

Obra reciente. El artista con los trabajos del último año que viene exponiendo en la galería Forum. Es la primera muestra que se realiza en Lima después de la retrospectiva del MALI de 2011.

Ernesto Carlín

ecarlin@editoraperu.com.pe

 

Fernando de Szyszlo sigue activo. Prueba de ello es la muestra que viene exhibiendo en la galería Fórum con 13 cuadros de reciente factura. Conversamos con él sobre su visión del arte y la pintura.

–¿Una nueva exposición le provoca el nerviosismo de la primera?

–He hecho más de 150 exposiciones. Una más es sólo mostrar lo último que he hecho. Eso no me hace ver mis cuadros ni mejor ni peor. Pero siempre que veo los cuadros colgados, siento que no he hecho todo lo que podía, todo lo que quería. Creo que a todo artista le pasa. Sino, uno no seguiría intentándolo.

–El continuar su carrera debe ser por insatisfacción.

–Es un desafío tratar de hacer lo que uno no ha conseguido hasta ese momento. Yo nunca he conseguido hacer el cuadro que tenía dentro. A los 87 sigo tratando.

–Es difícil ver a artistas que se retiren como Philip Roth.

–No me explico por qué se retira. Es un personaje complicado. Me imagino que el que no le hayan dado el Nobel, cuando tantas veces ha estado en la lista final, lo habrá disgustado. Pero es un buen escritor.

–¿Usted no se imagina dejando de pintar?

–No, no me imagino. Ni me imagino siquiera a él dejando de escribir. Dejando de publicar tal vez. Cuando uno ha hecho un oficio toda la vida, es difícil parar. A menos que sea por enfermedad o incapacidad. Pero decidir que no pinto más, no.

–¿Usted está pendiente de las últimas tendencias?

–Lo que se hace en este momento en materia de arte es decepcionante y no me interesa. Son gestos, conceptos que no tienen nada que ver con la pintura. Me alegro que hay mucha gente que se da cuenta de esta pérdida de profundidad y de sentido, significado, del arte contemporáneo. Cuando uno mira el arte fríamente, esos retratos de Marilyn Monroe o Mao Tse Tung de Andy Warhol no se explica cómo hay gente que puede pagar cuatro millones de dólares.

–¿Por qué cree que se pague esas sumas por esas obras?

–Yo creo que es más fácil. La gente se siente entendida en arte cuando compra una cosa que sus amigos no comprenden. Creen que los van a chocar. La otra vez escribí un texto en que decía que chocar a la gente es imposible ahora. No hay que olvidarse que el urinario de Duchamp se expuso en 1917, hace casi cien años. Ahora ya a nadie le choca.

–Usted comparte la idea de Mario Vargas Llosa con que ahora importa mucho el marketing en el arte.

–Es peor que eso. El arte que se produce ahora ha perdido profundidad. Se ha vuelto todo light. La novela, la pintura. Nada tiene peso. Eso se ha extendido a la vida humana. El amor ni el sexo tienen peso. Ahora el sexo es una gimnasia. Cuando yo era joven, el sexo era un misterio, una cosa casi sagrada. Ahora es una gimnasia que a nadie le importa, que los chicos hacen y a otra cosa. Todo ha perdido gravedad. Es una mala época para el arte y la civilización en realidad. Pero eso ya ha pasado. El siglo XVIII es uno muy malo. Hay grandes pintores. Pero cuando uno ve a Boucher y a esos pintores de la corte de los Luises, son unos artistas insoportables. El único que ha sobrevivido es Antoine Watteau.

–Cada cierto tiempo aparecen noticias sobre ventas de cuadros suyos en el extranjero a considerables cifras.

–A mí no me representan nada, porque los vendí hace 40 años a mil, dos mil dólares. El cuadro que se vendió en Christies en 85 mil dólares yo lo vendí en mil quinientos.

–Su primer cuadro lo vendió en 300 soles. ¿Cuánto es lo máximo que le han pagado?

–Creo que el que hice para el Banco Interamericano de Finanzas, que me han pagado 70 mil dólares. Hochschild también me ha pagado así.

–¿Como artista, qué es lo que valora más? ¿Que sus cuadros se coticen bien, que le alabe el público o los reconocimientos como el que le acaba de dar Southern?

–Le diré que a los 87 años esas cosas no tienen mucha importancia. Estoy tan cerca del fin, jugándome los descuentos. Nunca me ha afectado que tenga cierto reconocimiento, porque yo nunca he hecho un cuadro que haya saciado. Siempre ha sido un cuadro que he abandonado porque no lo podía mejorar. Eso me ha hecho hacer otro y otro, en busca de esa idea que cuando la vas a coger, se escapa. Siempre lo he dicho, la pintura es el homicidio de un sueño. Es un proceso muy complicado. Transformar una sensación en colores, en materia. Ese es el talento que tienen los grandes pintores, Rembrandt, Leonardo. Uno se pregunta cómo se han hecho esos cuadros con los mismos materiales con los que uno pinta, unos pelos atados en la punta de un palito y una tierra mezclada que se pega a una tela. Sin embargo, se han hecho cosas maravillosas. Es una lección de modestia permanente ver cuadros buenos.

López Antay y el mulato Gil

–¿Cuál es el último cuadro que le ha sorprendido?

–Son los mismos siempre. Cuando voy fuera, voy a buscar los cuadros de Delacroix, de Matisse, o de los antiguos. En el Louvre hay unos Tiziano que siempre me han fascinado. Es como la lectura, que uno relee el libro que le ha gustado. Y es otro libro, lo redescubre. Proust lo he leído cuatro veces, La montaña mágica tres, La condición humana otras tantas. Mucho de lo que leo es nuevo, pero también releo.

–¿Acá en el Perú tiene artistas a los que regresa?

–Sérvulo me encanta. Me parece que es el mejor artista peruano del siglo XX. Pero regreso al mulato Gil de Castro, al retrato de Olaya que hay en el museo de la República, en Magdalena. Un cuadro precioso. También a los retratos de Bolívar y San Martín del mulato Gil. Sin hablar de todos los tesoros del arte precolombino.

–¿Con el arte popular no siente lo mismo?

–Me gusta mucho el arte popular peruano, pero está desapareciendo. Los toros de Pucará de hace 30 años ya no se producen. El arte popular debe tener contenido. Cuando el toro se ponía en el primer muro de la casa, ese arte tiene contenido. Cuando se hace por comercio, este arte se muere.

–Ya pasaron varios años de la polémica con López Antay, a quien le dieron el Premio Nacional de Cultura. ¿Cómo ve ese debate en perspectiva?

–Lo escribí en esa época, que a mí me encanta López Antay, es un artista popular maravilloso. Pero no hay que mezclar las cosas. Usted no mete caballos de pura raza con carros de fórmula uno. Un Ferrari es precioso como un caballo de raza, pero no hay por qué mezclarlos. Son mundos ajenos. El arte popular es casi anónimo, tradicional. Se hereda. Todos los artistas hacen casi lo mismo, unos mejor que otro, pero todos se parecen.

Cifras

85 mil dólares se pagó recientemente en una subasta por un cuadro suyo en Nueva York. 1,500 dólares fue la suma que recibió por dicho cuadro hace cuarenta años.

70 mil dólares aproximadamente es lo que ha cobrado directamente por una obra.

300 soles recibió por el primer cuadro que vendió en la década de 1940.

Datos

• Realiza muestra con sus obras recientes en la galería Forum (avenida Larco 1150, Miraflores).

• Entre estos cuadros presenta uno motivado por la audición del cuarteto de Schubert La muerte y la doncella.