Perú en un mundo globalizado

 

César Peñaranda

Director del Instituto de Economía - CCL

 

El grado de interrelación de las economías es cada vez más intenso, que obliga a estar muy atento de lo que sucede a nivel mundial para determinar las implicancias que puede tener para nuestra economía, a fin de evitar o minimizar potenciales impactos negativos o capitalizar oportunamente probables efectos positivos. Pero además requerimos conocer cómo evolucionan los países en aspectos claves, pues nuestra posición relativa frente a ellos depende no solo de la velocidad y profundidad de lo que hagamos, sino también de cuánto y cómo avanza el resto de países. Este escenario propio de un mundo globalizado es importante tenerlo presente para mantener la trayectoria al alza de nuestra economía y efectuar, en consecuencia, las acciones y reformas que corresponde realizar para tal efecto.

Esto viene con relación a la reciente presentación que efectuó el ministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, respecto de los avances de la agenda de competitividad de febrero 2012-febrero 2013, la cual, en lo global, considera siete líneas estratégicas con sus correspondientes objetivos generales y, en lo específico, 60 metas y 96 resultados. Se indicó que, en promedio, se había alcanzado un avance del 75% de los resultados previstos para el primer año de la agenda. Loable la rendición de cuentas y la transparencia de la misma, pero preocupantes los resultados, pues el principal impulsor del crecimiento económico con visión de mediano-largo plazo es el incremento de la productividad-competitividad, por lo que se requiere cumplir con lo establecido e incluso superarlo.

La relevancia de lo señalado es más evidente aun cuando se examinan las cifras del último reporte del Foro Económico Mundial y del Clima de Negocios del Banco Mundial (WEF y DB, por sus siglas en inglés, respectivamente) para ver, conforme se indicó al inicio, cómo marchamos en términos comparativos con el resto de países. Respecto del WEF, que elabora el índice de competitividad global con base en 144 países, si bien se registra un avance al pasar del puesto 67 al 61 entre el 2011-2012 y 2012-2013, esto en gran medida se debe a un ajuste metodológico que favorece en particular al Perú, pues permite que el indicador de estabilidad macroeconómica mejore 31 posiciones (del 52 al 21), dado que de los 12 indicadores que se utilizan nuestro país retrocede en nueve, con preocupante ubicación de la triple I: instituciones (105), infraestructura (89) e innovación (117). En el caso del DB, que examina el ambiente de negocios en 185 países, estamos estancados en el puesto 43.

Los profesores Baumol, Blackman y Wolff decían que en largo plazo nada es tan importante para el bienestar económico como la tasa de crecimiento de la productividad, factor este último que, según el profesor Easterly, explica gran parte de las diferencias en crecimiento per cápita entre países. Convencido de ello, ratificado por la historia económica, de manera insistente he planteado la necesidad de establecer una agenda integral en pro del incremento permanente de la productividad-competitividad como política de Estado, es decir, tener vigencia al margen del gobierno de turno, para garantizar su ejecución con carácter prioritario. Como tal, saludamos desde el inicio la agenda de competitividad, aunque la consideramos incompleta, y aplaudimos la relevancia que otorga el ministro Castilla a este tema; empero, ello no es óbice para reiterar que se requiere profundizar su avance y extender su ámbito a otros aspectos, en especial vinculados a infraestructura, capital humano y reforma del Estado.

 

Publicado en Gestión el 11 de marzo de 2013