Proyecciones del PBI: ¿Cómo hacerlas útiles?

 

Juan José Marthans León

PAD - Director del Área de Economía

 

Se ha hecho casi una costumbre que en la medida que se acerca el cierre de un año se procedan a difundir las proyecciones económicas de diferentes entidades del Gobierno, analistas, empresas financieras y consultoras tanto nacionales como extranjeras. Junto a los horóscopos y las predicciones de nuestros chamanes, aparecen cifras, cifras y más cifras.

Dos características típicas salen a relucir en las proyecciones. De un lado, las que se dan al inicio de un año nunca se cumplen. De otro lado, para cubrir ese defecto, con el transcurrir de cada ejercicio, se corrigen las cifras, siendo esta una manera de, elegantemente, generar la recepción de que no hubo gruesos errores.

Acá algunas reflexiones sobre los estimados del nuestro PBI que usted, espero, comparta conmigo:

Primero, en el frente de las entidades el Estado se piensa que incrementando el nivel esperado de un guarismo ligado al PBI, los agentes económicos responderán con más entusiasmo a la tarea de generar demanda y, con ello, provocar una suerte e círculo virtuoso a favor de la cifra final con la que termine nuestra producción. Eso ya no funciona, es burdo pretender generar expectativas expectativas favorables a partir de proyecciones puntuales y erradas. Más aún, se genera un efecto contrario.

Segundo, en un mundo globalizado inmerso en una crisis internacional solo comparable a la Gran Depresión y en el marco de una economía pequeña y abierta como la peruana, tratar de acertar con una cifra puntual sobre el PBI al inicio de un año, es tan o más complicado que encontrar una aguja en un pajar. Lo cierto es que somos conscientes de ello y hacemos poco o nada por corregir la manera de presentar las proyecciones económicas de cada nuevo año.

Tercero, poco énfasis se pone, cuando se anuncian proyecciones, en los entornos que las validan y las condiciones que deberían ocurrir para que dejen de validarse. Hoy dependemos más de lo que diga el presidente de la FED -que lo que opinen nuestro presidente del BCR y nuestro ministro de Economía- para tener una idea de lo que podría acontecer con nuestro mercado cambiario, tasa de interés, bolsa de valores, cuentas fiscales y externas y nivel de actividad productiva: Entonces, más que en cifras erradas, tenemos que incidir en presentar escenarios económicos que sean útiles a favor de nuestro frente productivo.

Cuarto, lo que debemos empezar a ofrecer como proyecciones macroeconómicas, por ejemplo, es un rango sobre el cual pudiera desenvolverse la tasa de crecimiento del PBI, poniendo énfasis en el escenario que validaría dicho rango y la probabilidad de ocurrencia o cumplimiento del mismo. Claro está, el entorno para construir cada escenario debe incluir también el análisis de variables de carácter social y político.

Quinto, es importante concentrarnos más en los fundamentos de nuestra economía, en la posibilidad de tener un Estado eficiente y en la urgencia de construir un mínimo de independencia institucional. Las proyecciones son necesarias; aquellas bien realizadas, imprescindibles, pero -por favor- debemos ir más allá de las cifras, mucho más allá.

No se trata de evaluar las proyecciones en función del acierto, se trata de presentarlas de una manera simple, novedosa y útil. Si se logra ello, nuestros empresarios van a disponer de los elementos necesarios para planear con seriedad sus decisiones de ventas, deuda, empleo, participación de mercado, entre otros.

Así de simple.

 

Publicado en Gestión el 19 de noviembre de 2013