A incentivar gasto privado y la inversión pública

 

Jorge González Izquierdo

 

Con los resultados del mes de abril, cuando la economía creció escasamente 2%, el primer cuatrimestre del año cerró con un crecimiento de 4%, mostrando así un fuerte proceso de desaceleración. La primera interrogante que hay que formular es ¿qué causó la desaceleración?, ya que de un diagnóstico correcto saldrá la receta adecuada para aliviar tal situación.

Pienso que se han juntado dos tipos de factores: a) de demanda y b) de oferta. Por el lado de la oferta se registraron choques tanto externos como internos. Ejemplo de los primeros lo constituyen el deterioro de los términos de intercambio y la menor entrada relativa de capitales externos de largo plazo. Por los segundos resaltan el deterioro de expectativas de los agentes económicos, sobre todo de los inversionistas privados y el agravamiento de la pobre institucionalidad que muestra el país.

Excluyo el tema del exceso de trámites y permisos, porque ello siempre existió, a menos que se piense que con este gobierno dicha situación se empeoró.

Por el lado de la demanda, pienso que la demanda interna está sufriendo una desaceleración pronunciada producto de un menor crecimiento de la inversión privada y de la inversión pública, sobre todo en los últimos meses. Esto es grave porque cuando la inversión se afecta no solo se compromete la dinámica del corto plazo sino también el crecimiento potencial de la economía. También existe un componente de demanda externa neta sufriendo choques negativos.

Si este es el diagnóstico, entonces la receta tiene que ir de acuerdo a él. Deben implementarse medidas tendentes a: a) promover un mayor crecimiento de la inversión privada y pública, para lo cual se tendría que usar medidas monetarias y fiscales de corto plazo; b) medidas de carácter estructural que eleven la eficiencia (productividad) de la economía y promuevan un mayor gasto en inversión pública a nivel regional y municipal y c) medidas tendentes a mejorar las expectativas de los agentes económicos que vayan más allá del campo económico y lleguen al campo político y social.

Sostengo que el crecimiento potencial de la economía ha disminuido a un nuevo rango entre 5% y 6% anual debido a la actuación de factores estructurales adversos, sobre todo externos, con lo que crecimientos en ese rango no deben ser vistos como desaceleración.

Sin embargo, el crecimiento actual de 4% sí tiene un componente de demanda que habría que atender.

El Gobierno está apostando a choques positivos de oferta para restablecer el crecimiento en el 2015, provenientes especialmente de la maduración de proyectos mineros como Toromocho.

Eso es probable que ocurra, pero serán choques que empujarán el nivel del PBI una sola vez, afectando en ese periodo el crecimiento, pero no la tasa de crecimiento de largo plazo. Será un hipo. Su propuesta actual de medidas es fundamentalmente de carácter estructural. Sus resultados principales se verán en el mediano y largo plazo. Pero también se necesitan medidas que den resultados en el corto plazo. Para ello, deberá coordinar con el Banco Central de Reserva con el fin de incentivar el crecimiento del gasto privado (inversión) y de la inversión pública, sobre todo a nivel regional y local.

 

Publicado en Gestión el 30 de junio del 2014