IGV Reloaded…

 

Carlos E. Paredes

 

1.La desaceleración de la economía es muy fuerte. Y aunque no se trata de un fenómeno que afecte solamente al Perú, es claro que nuestro calendario político y la precaria situación de muchos gobiernos regionales han contribuido a frenar el gasto público, con lo que la política fiscal no está ayudando a combatir el enfriamiento de la economía, sino todo lo contrario.

2. Por su parte, el BCR ya bajó en dos oportunidades la tasa de interés de referencia y, como lo demuestra la evolución reciente del tipo de cambio, esta opción de política podría haberse ya agotado, pues una nueva reducción probablemente generaría mayor inestabilidad cambiaria y fomentaría una depreciación más fuerte del sol. Una economía tan pequeña y abierta como la peruana difícilmente puede reducir sus tasas de interés y mantener la estabilidad cambiaria en un contexto que la Reserva Federal de los EEUU estará próxima a subir sus tasas de interés.

3. Si resulta difícil expandir el gasto público y el BCR se quedó sin espacio de maniobra, ¿qué es lo que se puede hacer? Hay varias opciones. La primera es pretender que no tenemos un problema, que lo peor ya pasó, y señalar que algunos importantes proyectos mineros retrasados pronto entrarán en operación, con lo que el shock de oferta pronto se revertirá. Sin embargo, es importante recordar que la desaceleración se debe sobre todo a un problema de demanda (desaceleración del consumo y la inversión). Una segunda opción es trabajar en reformas estructurales para fomentar el crecimiento de largo plazo (educación, salud, justicia, servicio civil y mercado laboral, entre otras). Esto está muy bien, pero no se traducirá en una rápida reactivación de la demanda.

4. Una tercera opción es reducir temporalmente los impuestos, en particular el IGV. La disminución del IGV equivale a dejar más dinero en manos de consumidores y de empresas, lo que constituiría un impulso inmediato del gasto. Y es precisamente por eso que esta medida resultaría beneficiosa en el actual contexto macroeconómico. En julio de este año (Memorándum 2014-15) propuse reducir temporalmente el IGV en dos puntos porcentuales; esto equivaldría a dejar algo más de 5,000 millones de soles en el sector privado. Es una medida sustantiva, pese a que “sólo” sea una reducción del 2%.

5. Diversos analistas consideran que la reducción del IGV es una medida útil para enfrentar la desaceleración, pero también hay detractores. Hay quienes señalan que la reducción del IGV solo tendría un efecto marginal, pues no bajaría los precios a los consumidores sino que aumentaría los márgenes de las empresas (parecen no creer en las fuerzas del mercado y, además, consideran que inyectar S/. 5,000 millones a la economía es inocuo; ¡la micro y la macro por los suelos!). Algunos enfatizan que reduciría la recaudación fiscal (¡obvio, es lo que se busca a corto plazo!). Mientras que otros subrayan que lo temporal tiende a convertirse en permanente (no tiene porqué ser así, la duración del recorte se establecería en la norma que reduzca la tasa).

6. Para dinamizar la demanda, dejar dinero en las empresas y en los consumidores es mucho más efectivo que tratar de gastar dinero desde un aparato estatal elefantiásico como el nuestro. Enfrentar la desaceleración requiere una combinación de medidas de oferta (la segunda opción mencionada anteriormente) y la única medida temporal de demanda que puede tener éxito: reducir el IGV. Claro, que avanzar implicará escuchar menos a los economistas-radiólogos que repetidamente proponen la política de Rayos X, "no se mueva, no respire", esperanzados en que las cosas se arreglen por sí solas.

 

Publicado en Gestión el 30 de octubre del 2014