¡Del cuentagotas al chisguetazo!

 

Carlos E. Paredes

 

1. En el último memorándum (“Reactivación por cuentagotas”) señalamos algunas restricciones por las cuales resulta difícil implementar una política macroeconómica expansiva en la actualidad. Concluimos que la mejor manera de ejecutar una política contracíclica efectiva hoy en día es reduciendo las tasas impositivas. En efecto, no hay mucho espacio para que el BCR sea más expansivo y aumentar el gasto público de manera eficiente es muy difícil en las actuales circunstancias.

2. Sin duda, el optar por un impulso fiscal para reactivar el crecimiento económico se ve facilitado por la solidez de nuestra posición fiscal (partimos de un superávit fiscal y un endeudamiento público neto muy bajo), así como por el alto nivel de nuestras reservas internacionales. Era el momento de bajar los impuestos y el gobierno lo hizo. ¡Enhorabuena!

3. Dado que el impulso fiscal debía darse cuanto antes, algunos pensamos que la manera adecuada de hacerlo era mediante una reducción temporal en el IGV. El equipo liderado por Alonso Segura optó por otra vía: reducir de manera permanente la tasa del impuesto sobre la renta (IR) para las personas naturales y desgravar parcial y progresivamente las utilidades no distribuidas de las empresas con el fin de fomentar la inversión privada. Además, anunciaron la reducción del ISC a los combustibles y algunos cambios a los regímenes del IGV. Sin duda, los anuncios apuntan en la dirección correcta, pero ¿cuán importante son estas modificaciones?

4. Algunos críticos argumentan que estas medidas no son lo suficientemente audaces, pues el impacto de la reducción del IR recién se sentirá en marzo del 2016, al momento de la regularización de este impuesto. En mi opinión esta apreciación no es correcta. De los aproximadamente S/ 4,500 millones que el MEF estima que dejará de percibir en impuestos, S/ 2,700 millones se explican por los cambios en el IR y de éstos, cerca de la mitad corresponden a los tributos de los trabajadores (cuyas deducciones se realizan mes a mes). Por otro lado, es ingenuo pensar que las empresas esperarán a marzo del 2016 para decidir qué hacer con los mayores recursos disponibles. Las empresas y las personas actúan mirando hacia el futuro (son “racionales”). Sin duda, el anuncio de la reducción en la tasa del IR afectará sus decisiones desde el momento que esta propuesta se convierta en ley.

5. La modificación al IR para las personas jurídicas debería contribuir a mejorar el clima de inversión en el país y a despertar los aletargados espíritus animales de los inversionistas. Por otra parte, la racionalización del IGV (regímenes de detracciones, retenciones y percepciones) podría inyectar S/ 800 millones adicionales, mientras que la reducción de los gravámenes a los combustibles dejaría otros S/ 850 millones en la economía, y el efecto de ambas medidas empezará a sentirse desde el inicio de su implementación. Si el MEF no se equivoca en sus cálculos, las medidas tributarias anunciadas podrían constituir un estímulo fiscal cercano al 1% del PBI. Lo interesante, y riesgoso a su vez, es que se trata de medidas de carácter permanente.

6. Estas medidas tributarias vinieron acompañadas de importantes anuncios en materia de gasto fiscal, sobre todo en materia de inversión pública. Resulta crucial que este componente de la política fiscal se implemente. Hasta ahora esto ha sido lo más difícil de ejecutar, pero si lo logran habremos pasado de usar un cuentagotas fiscal a utilizar un chisguete, con lo que este paquete podría eventualmente denominarse “el chisguetazo de Segura”. Ojalá así sea.

 

Publicado en Gestión el 28 de noviembre del 2014