Cómo hacer del 2015 un gran año

 

José Ricardo Stok
Director del Senior Executive MBA


Estamos comenzando el año y, junto con los innumerables deseos de felicidad que generosamente nos hemos impartido, aflora una no pequeña inquietud: ¿cómo será, “realmente” este año? Y, ávidos de la respuesta precisa, nos enfocamos en los pronósticos y proyecciones que son típicos de esta época. ¡Sorpresa!. No solo no coinciden sino que hay diversas posturas, cifras divergentes, opiniones opuestas. El valor del dólar a fin de año, el crecimiento, la inflación. ¿Será que hay quienes cuentan con capacidad para ver el futuro? ¿Será que algunos sí saben ver y otros están miopes?

El empresario que debe confiar en lo que dicen los “expertos” y, en función de ello, armar su estrategia, su programa de acciones sus acometidas, puede entrar en dudas y vacilaciones. ¿A quién creer? ¿Quién es un “experto”? Como decía en tono de broma un amigo, un experto es un señor que no vive en el país, que viene de afuera, y que por lo tanto, puede dar sus argumentos y predicciones con cierta soltura (o frescura), y… ¡que Dios se las depare buenas! Exagero, pero lo hago de intento, porque si bien es razonable y sabio escuchar opiniones, hay que tener cuidado y ponderarlas adecuadamente.

¿Quién no tiene anécdotas de cómo mejoró sustancialmente, a pesar de los malos augurios, o a quién no le fue tan bien, como a la gran mayoría? Las predicciones pesimistas no son escenarios válidos; distinto es que haya posibles deficiencias o peligros previsibles, para los que el sentido común nos insta a prevenir y poner algunas salvaguardias.

Año nuevo… la misma vida: este año no será radicalmente diferente a los anteriores; será lo que nosotros nos propongamos y luchemos para lograr. El empresario es persona acostumbrada a plantearse objetivos (normalmente optimistas, lo que no significa irrealizables) y a armar un esquema de metas y acciones tendentes a lograrlos. Si no nos animamos a diseñar nuestro futuro, alguien lo hará por nosotros, y es probable que pueda no gustarnos.

He aquí un plan para hacer del 2015 un gran año.

Primero, cuente con un muy buen equipo de colaboradores; gente con ideales, con amor por su familia y por el país: si no aman eso, no querrán su empresa, no le servirán.

Segundo: pídales objetivos y planes de acción coherentes; si no son capaces de hacerlos, no podrán seguir los que usted les proponga.

Tercero: confíe en ellos, confíe, confíe. Si se equivocan, corríjales, piense por qué pueden haber fallado; deles otra oportunidad. Los errores tienen tres pasos: aceptarlos, superarlos y no volver a cometerlos.

Cuarto: dé ejemplo. Sea sobrio en el uso de los recursos; de lo contrario, no podrá exigirlo. Sea justo, poniéndose en el lugar de quienes deba evaluar. Sea optimista y fomente el buen ánimo; pero rechace más al presuntuoso que al pesimista.

Quinto: sea sincero; sancione la mentira. Rechace tajantemente la falsedad, las calumnias y murmuraciones: son roedores voraces. Fomente la lealtad: no admita odios, rencores o rencillas. La competencia solo es válida con los competidores; dentro de la empresa debe haber cooperación y trabajo en equipo.

Como vemos, debe convertirse en un auténtico coach: no es suficiente que el coaching venga de afuera, que lo contrate. Hay cosas importantes y estas no se delegan. Usted y su equipo son los que harán del 2015 un gran año, y también de los siguientes. No abdique de esta grandiosa tarea. Sea exigente… ¡consigo mismo!

 

Publicado en Gestión el 27 de enero del 2015