RASCACIELOS ANDINOS

LA MAGIA DE TANTAMAYO

 

-Hace alrededor de mil años, un laborioso poblado preínca dejó para la posteridad una lección de ingeniería y arquitectura. Las torres de Tantamayo, en la provincia de Huamalíes, son el legado valioso de la cultura de los Yarowilca, un motivo más para viajar a la región Huánuco.

 

 

 

Juan Puelles

 

Las contemplo siliente, embelesado, con la sorpresa de hecho reflejada en mi rostro de visitante recién llegado de lejos. Admiro estas torres de piedra, su elevación vertical. Son volúmenes pétreos que no le han temido al paso del tiempo ni a las inclemencias propias de esta parte de los Andes peruanos.

Por algunas razón precisa, estas torres aún se mantienen en pie, varios siglos despúes de haber sido construídas. Quizá se el azar o, en el mejor de los casos, la perfección de su geometría.

Aquí estoy y, por momentos, me parece increíble que sus antiguos habitantes hayan tenido tal dominio de la ingeniería. Ahí están estos altos edificios, testifican con su presencia la maestría de aquella cultura preínca que se enseñoreó en este elevado y frío rincón andino. Ahí están, firmes a pesar del tiempo, los rascacielos de Tantamayo.

TANTAMAYO, HUÁNUCO

Legado en Piedra. El valor de un tesero no siempre puede calcularse en términos de dinero. En la provincia de Huamalíes, los "rascacielos andinos" sorprender por la solidez de su centenaria permanencia.

La provincia de Huamalíes, en Huánucos, guarda este tesoro arqueológico único. En el distrito de Tantamayo, a unas 6 o 7 horas en auto desde la capital de la región, se levantan lo que muchos suelen llamar, y con justa razón, los "rascacielos andinos", un complejo de construcciones que asombra a todo visitante.

Ni bien arribamos al pueblo, asentado a unos 3,500 metros sobre el nivel del mar, visitamos primero Celmín granero, unas colcas, reservorios para conservar alimentos, ubicadas en lo alto de un cerro frente a la ciudad de Tantamayo, los cuales se me antojan, a lo lejos, a los vagones de un pétreo ferrocarril.

Al extremo se levanta el complejo de Piruro. Y acá empieza lo bueno, una caminata llevadera y no muy cansada, contacta en minutos con Piruro uno. A este lo circunda una muralla que protege al recinto en forma de anillo, donde se levantan edificios de hasta tres pisos.

Prodigo vertical

En Piruro dos, más abajo, las edificaciones llegan a tener incluso cinco pisos. No miento: hasta escaleras de caracol encontramos en el lugar. Impresionante. Existe una miríada de complejos arqueológicos repartidos en una área de 65 kilómetros cuadrados, pero es en Tantamayo donde las edificaciones son más abundantes.

Se han hecho varios estudios acerca de estos admirables edificios. La intención, en todos los casos, ha sido determinar el origen de estas edificaciones. Según el arqueólogo francés Bertrand Flornoy, fueron los Yarowilca, cultura que se desarrolló allá entre los siglos X y XIV, quienes construyeron estos complejos y es probable que Tantamayo haya sido la capital, debido a la grandeza de las construcciones.

Tiempo es lo que se requiere para conocerlos, tiempo y paciencia, pero fácil en un día se pueden visitar las principales estructuras, que se ubican relativamente cerca del poblado.

Para llegar a Tantamayo

Para acceder a Tantanmayo, primero debe arribar a Huánuco, la capital de la región del mismo nombre. A ella se llega en nueve horas de recorrido en bus desde Lima, o en 50 minutos de vuelo. Ya en Huánuco, llegar a Tantamayo supone unas seis horas de recorrido en auto. Camino a Tantamayo, en el poblado de Ayapiteg, se encuentra una caprichosa formación rocosa en uno de los cerros, llamada Corona del Inca o Lacshawarina, la cual cambia de colores con el transcurso del día. Un atractivo más de esta hermosa región.

 

 

Publicado en El Peruano el 24 de junio del 2015