SEGUROS CONTRA PANDEMIAS

 

La amenaza de la irrelevancia impulsa a las aseguradoras a considerar nuevas ideas.

El 2018, la corredora de seguros Marsh se alió con la reaseguradora Munich Re y la firma de analítica Metabiota para lanzar una póliza que proteja a empresas contra pérdidas ligadas a epidemias. El momento parecía oportuno: los virus del ébola y del zika habían cruzado continentes enteros, pero muchos clientes potenciales consideraron que la póliza era muy especializada y cara. Cuántos estarán lamentándolo hoy, tras haber causa de las cuarentenas.

Las aseguradoras son muy con muy conscientes de la amenaza de las pandemias en sus negocios y han buscado reducir las pérdidas que podrían generales. Aunque no saldrán generales. Aunque no saldrán indemnes de la recesión provocada por el covid-19, muchas sentirán que esquivaron una bala. El mayor riesgo que el sector enfrenta es volverse irrelevante, pues las empresas que busquen protección ante riesgos nuevos y significativos, ya no verán importante contratar un seguro. Y está bregando por hallar formas de ser útil para cuando sobrevenga el próximo shock.

Hasta ahora, se han anunciado indemnizaciones por solo US$ 7,000 millones por concepto de eventos o viajes cancelados, entre otros, pero las mayores pérdidas provendrán de fuentes menos directas. Un área de preocupación es la litigación. Hay procesos judiciales en los que tenedores de pólizas que cubren interrupción de operaciones buscan indemnización por cuarentena. La mayoría de esas pólizas requiere prueba de daño físico, pero los juzgados podrían dictar el pago de indemnizaciones, como ya ha ocurrido en Alemania y Francia.

Asimismo, las aseguradoras podrían verse obligadas a asumir costos legales y pagos que realicen sus clientes, lo que supondría pérdidas por decenas de miles de millones de dólares. Por ejemplo, ya se reportan aumentos de demandas de trabajadores que enfermaron en el trabajo y de consumidores contra locales de entretenimiento.

Los activos de las aseguradoras también han sentida el golpe. Al menos en la mitad de las inversiones que mantienen para cubrir desembolsos y obtener ganancias extra está en bonos. Además, la caída de ratings crediticios ha ocasionado la reducción de valor de ciertos activos y elevado el monto de capital que las aseguradoras deben mantener. Así, las ofrecen seguros generales podrían sufrir pérdidas por US$203,000 millones este año.

Pero dado que el sector suscribe primas de dicho rubro por US$1.6 millones de millones a nivel mundial, se ha visto mucho menos afectado que otros. Ayudó el hecho de que las aseguradoras conocen bien el riesgo que las pandemias entrañan para sus modelos de negocio señala George Netherton, de la consultora Oliver Wyman- son distintas de terremotos o tifones, que no ocurren en todos lados al mismo tiempo-. Por ello, excluyen las pandemias de la mayoría de sus contratos estánder.

Otros rubros se han beneficiado: quienes se quedan en casa tienen menos probabilidad de sufrir accidentes en auto o asaltos, lo que ha resultado en ganancias récord en seguros personales. Y los ratios de solvencia continúan sólidos. Globalmente, han caído de 200% a inicios de año entre 150% y 190%, todavía por encima del mínimo regulatorio de 100%; y sus reservas de capital siguen superior a 200%.

El sector ha levantado decenas de miles de millones en capital y US$70,000 millones en deuda desde marzo, según la calificadora S&P Global.

Pese a ello, las aseguradoras enfrentan un revés sin precedentes. Clientes y corredoras no están contentos de que las pólizas de interrupción hayan servido poco en tiempo difíciles. Y los consumidores perciben que hacen un pobre trabajo en aislarlos contra riesgos intangibles como alteración de cadenas de suministro o ciberataques. Muchos están perdiendo confianza en el apoyo que puedan brindarles -o preguntándose por qué no asumen una mayor parte del costo-.

Sería ridículo esperar que aseguren todas las pérdidas resultantes de shocks sistémicos. Los alivios gubernamentales durante la pandemia exceden los US$5 millones de millones, más del valor de mercado total de las aseguradoras listadas en bolsa. Pero el covid-19 ha hecho que las aseguradoras consideren las asociaciones público-privadas para cubrir tales riesgos. Haya varias ideas.

Legisladores estadounidenses debaten que el Gobierno cubra ciertas pérdidas. Otra es que las aseguradoras contribuyan a un fondo común y que cuando se agote, el Estado garantice el pago de las primas si hay quiebras. Esto permitiría a las aseguradoras acumular potencia financiera para cubrir eventos significativos en ese periodo, así como cubrir otros riesgos sistemáticos como el cambio climático.

Quedan muchas preguntas peliagudas -a quién cubrir y por cuánto, cómo fomentar que las empresas compren seguros en lugar de esperar rescates-. Si las aseguradoras son capaces de responderlas, podrían ser parte importante de la solución a la próxima crisis global.

 

Publicado en Gestión, 23 de julio del 2020.