¡CUÍDATE DE LOS IDUS DE MARZO!

 

El asesinato de Julio César, acaecido un 15 de marzo, día correspondiente a los idus de marzo, es un hito en la historia universal que fue popularizado por William Shakespeare. Un vidente había advertido al dictador romano que se cuidase de los idus de marzo. Ese día, camino al senado, Julio César se encontró al vidente y en tono sarcástico le dijo: "Los idus de marzo ya han llegado", a lo que el vidente contestó: "Sí, pero aún no han acabado". Horas más tarde, Julio César murió asesinado.

2,064 años después, nos llegó nuestra propia versión de los idus de marzo: el estado de emergencia y la cuarentena generalizada entraron en vigencia el 16 de marzo del 2020 y el Congreso extraordinario se instaló al 17 de ese mismo mes. Con solo un día de diferencia, estas dos fuerzas se instalaron en el Perú por un periodo supuestamente corto, pero con efectos que permanecerán por mucho tiempo después de que ellas hayan desaparecido. Sin duda, ambas fuerzas han empeorado nuestro presente y desfigurado nuestro futuro. Muchos peruanos ya han muerto, oficialmente cerca de 50,000, más del doble de acuerdo al Sinadef, mientras que la vida de millones de peruanos estará fuerte y negativamente afectada durante no menos de dos a tres años más.

A fines del año pasado, muchos esperaban que el 2021 fuese un año en que se registraría una recuperación económica muy rápida, incluso, algunos pronosticaban cifras de crecimiento del PBI de dos dígitos. Nunca compartí ese optimismo. Por más que estadísticamente se podía esperar un rebote económico importante, el calendario electoral y la cada vez más desbocada tendencia de este Congreso extraordinario a aprobar iniciativas populistas, permitían anticipar que la inversión no se dinamizaría lo suficiente como para generar una recuperación económica significativa. Probablemente, nos demoraremos cinco años en recuperar el PBI por cápita que habíamos alcanzado el año 2019.

El actual Congreso, que de extraordinario tiene poco, parece haberse dedicado a socavar la economía social de mercado y la inversión privada, ralentizando así la recuperación económica. Entre las muchas iniciativas legislativas contraproducentes que han sembrado problemas para el futuro, destacan dos: (i) el nuevo régimen laboral para el agro moderno; y (ii) la ley que fija topes a las tasas de interés, recién aprobada por insistencia, a pesar de la cuantiosa evidencia y nuestra experiencia que demuestra los nocivos efectos de este tipo de intervención en el país.

¿Qué tienen en común iniciativas populistas?

Que impactan negativamente precisamente a la población que buscan ayudar. El caso del régimen agrario, el resultado será que algunos pocos obtendrán un sueldo mayor al que obtenían con el anterior régimen, mientras que muchos otros no volverán a ser contratados y tendrán que migrar al sector informal o caer en el desempleo. En el caso de la ley "antiusura", se socavarán las posibilidades de recuperación del sector microfinanciero, el segmento más golpeado por la actual crisis y se empujará a los consumidores a buscar financiamiento en el sector informal, donde sí se pagan tasas de usura, pero claro, no reguladas.

Un segundo factor común de estas iniciativas es el desdén que muestran sus promotores por la ley de la oferta y la demanda. Ya anteriormente hemos señalado que los legisladores por la ley de la oferta y la demanda. Ya anteriormente hemos señalado que los legisladores actúan como si sus leyes fuesen más fuertes que la ley básica del mercado. Y esto refleja un problema cognitivo muy grande, que difícilmente se resolverá de aquí a julio. Cuidémonos, entonces, pues como dijo el famoso vidente: "Los idus de marzo no han acabado".

 

 

Publicado en Gestión, 18 de Marzo del 2021.