INCERTIDUMBRE EN EL CANAL

 

El 14 de marzo, Donald Trump se dirigió al Congreso estadounidense justo después de que la empresa de inversiones BlackRock anunciara la compra de dos puertos panameños uno en cada extremo del canal a la firma hongkonesa CK Hutchison. Aunque representó un logro clave en su intento de ampliar la influencia de EE.UU. sobre el canal, Trump no celebró; al contrario, endureció su postura y reiteró su interés en controlarlo, responsabilizando al secretario de Estado, Marco Rubio, si algo salía mal.

Trump ha demostrado que presionar a Panamá mediante amenazas económicas y simbólicas puede generar concesiones importantes. Desde su llegada al poder, Panamá ha promovido la venta de infraestructuras clave, apoyado sus políticas migratorias y acelerado proyectos como la mejora del abastecimiento de agua. Aun así, no ha recibido beneficios tangibles ni una moderación en el discurso hostil de Trump.

La percepción de que el alineamiento con EE.UU. ofrecería protección se ha desvanecido. Panamá ya venía actuando según intereses estadounidenses antes de la presidencia de Trump. El presidente José Raúl Mulino había tomado medidas migratorias en el Darién y, tras reunirse con Rubio en febrero, aceptó fortalecer instalaciones de detención y recibir deportados.

La presión de EE.UU. parece haber acelerado también la postergada construcción de un embalse crucial para el canal. Aunque la Autoridad del Canal de Panamá lo niega, la aprobación de fondos ocurrió justo después de la reunión con Rubio.

Las concesiones más significativas se relacionan con la influencia china. Mulino anunció el retiro de Panamá de la Iniciativa de la Franja y la Ruta tras reunirse con Rubio, pero para Trump eso no fue suficiente. La compra de los puertos por BlackRock por US$ 22,800 millones refleja su objetivo de alejar a China del canal.

El Gobierno panameño se muestra desorientado ante las crecientes exigencias. La estrategia conciliadora de Mulino ha sido criticada por ceder sin obtener beneficios. Incluso se ha reportado que EE.UU. considera opciones militares para asegurar el acceso al canal.

Sin recurrir a una invasión, Trump podría buscar reducir tarifas para buques estadounidenses, negociar un tratado que le dé mayor control sobre el canal, o incluso adquirir una participación directa lo cual sería inconstitucional en Panamá.

Frente a este panorama, Panamá podría ofrecer nuevas concesiones: aceptar más deportados, ceder contratos de infraestructura o reactivar la mina Cobre Panamá, cerrada por protestas. Esta última representa un fuerte interés económico para EE.UU.

Mulino, según analistas, debería revisar su enfoque. Fue un error tratar con Rubio en lugar de comunicarse directamente con Trump. Podría seguir el modelo de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, que negocia de forma abierta. También podría aliarse con países como Canadá, Dinamarca y México para ejercer presión conjunta y llegar a un acuerdo más equitativo con Trump.


Autor: The Economist. Fuente: Diario Gestión- pag. 18, 20 de marzo del 2025.