LA INUNDACION QUE SE AVECINA
Donald Trump ha intensificado su política comercial contra China mediante la imposición de aranceles extremadamente elevados. Aunque estos no constituyen una prohibición formal, en la práctica tienen efectos similares, ya que dificultan significativamente las importaciones chinas hacia Estados Unidos. Las empresas afectadas buscan alternativas, como establecer filiales en terceros países para reducir sus costos arancelarios o incluso recurrir a prácticas ilegales. Sin embargo, dichas estrategias no compensarán la caída de la demanda estadounidense, lo que tendrá repercusiones globales inevitables.
Durante su primer mandato, los aranceles alcanzaron a dos tercios de las importaciones chinas, aumentando del 3% al 19% en promedio. Ante estas barreras, algunas empresas recurrieron a mecanismos de evasión como la falsificación de documentos, subvaluación o redireccionamiento de productos. Goldman Sachs estima que en 2023 se eludieron aranceles por aproximadamente 120 mil millones de dólares. No obstante, el nuevo contexto plantea más dificultades para este tipo de prácticas, ya que los aranceles abarcan prácticamente todos los productos chinos, con excepciones mínimas. Además, países utilizados como puntos de tránsito, como México y Vietnam, están bajo presión de Estados Unidos para evitar convertirse en centros de evasión.
En ese sentido, México ha mostrado disposición a colaborar con Trump en la inspección de bienes de origen chino reexportados desde su territorio. Esta posición responde a la visión simplista de Trump sobre los balances comerciales bilaterales, que no distingue entre maniobras ilegales y reconfiguraciones legítimas de las cadenas de suministro. Como consecuencia, países como Camboya, India, Tailandia, Vietnam y México enfrentan riesgos significativos, a pesar de haberse beneficiado anteriormente del desplazamiento del comercio chino.
La reacción de estos países ha sido variada. Algunos, como Tailandia y Vietnam, han prometido mayor rigor en el control del origen de los productos y en la lucha contra la falsificación. Sin embargo, el problema se agrava porque los productos chinos que no pueden ingresar a Estados Unidos buscarán nuevos mercados, saturando otras economías, muchas de las cuales ya se ven afectadas por el exceso de oferta manufacturera china impulsada por estímulos estatales.
Sectores como el juguetero y el textil son particularmente vulnerables. Vietnam, por ejemplo, que atrajo inversiones importantes en su industria juguetera, enfrenta ahora una competencia desleal por parte de productos chinos más baratos. Lo mismo ocurre con la industria textil en India y Bangladés, dado que Estados Unidos ha eliminado exoneraciones arancelarias que beneficiaban a empresas chinas de comercio electrónico como Temu y Shein.
Autor: The Economist. Fuente: Diario Gestión- pag.22, 22 de abril del 2025.