SUDAMERICA EN LA MIRA DE CHINA
Esta semana, el presidente de China, Xi Jinping, sostendrá encuentros con líderes sudamericanos como Lula da Silva de Brasil, Gabriel Boric de Chile y Gustavo Petro de Colombia. Estas reuniones han generado preocupación en funcionarios estadounidenses, quienes consideran que la creciente presencia china en el hemisferio occidental busca obtener ventajas militares y beneficios económicos desiguales. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha advertido sobre esta estrategia, mientras que el gobierno de Donald Trump ha centrado su atención en los vínculos problemáticos entre China y países vecinos como México, por los riesgos de evasión arancelaria y el tráfico de precursores del fentanilo. Sin embargo, se ha prestado menos atención a la expansión de los lazos comerciales y diplomáticos de China con Sudamérica durante la última década.
Una encuesta realizada por la firma Premise en países como Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela revela que, si bien Estados Unidos aún es ligeramente más popular, la percepción sobre China ha mejorado significativamente. Este país es visto como un socio comercial confiable y una potencia respetuosa, lo que contrasta con la retórica proteccionista de Trump. China ha ampliado su intercambio con Sudamérica mediante la importación de recursos clave como cobre, litio y soya, generando una creciente influencia política en la región.
El comercio ha sido el eje de esta relación. En 2013, Estados Unidos lideraba el intercambio comercial con Sudamérica, pero para 2023 su participación cayó un 25%, mientras que el comercio chino creció un 43%, alcanzando los 304 mil millones de dólares. Aunque países como Colombia y Ecuador aún comercian más con EE.UU., China avanza rápidamente, impulsada por su demanda de materias primas. Además, las inversiones chinas en sectores como la minería, telecomunicaciones y energía renovable ya superan los 168 mil millones de dólares desde el 2000, especialmente en Brasil, aunque siguen siendo menores que las provenientes de EE.UU. y Europa.
El financiamiento estatal chino también ha sido clave. Desde 2005, China ha otorgado préstamos por más de 111 mil millones de dólares a Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina. Aunque el ritmo de nuevos préstamos ha disminuido, la deuda sigue vigente. Incluso aliados de Trump, como el presidente argentino Javier Milei, han renovado líneas de crédito con China, a pesar de la desaprobación estadounidense. Otro foco de tensión es la posibilidad de uso militar de infraestructuras comerciales construidas por China, como el megapuerto de Chancay en Perú o estaciones espaciales como la instalada en el sur de Argentina, administrada por militares chinos. Recientemente, un proyecto similar en Chile ha sido suspendido ante la presión diplomática de EE.UU.
La creciente influencia china despierta opiniones encontradas. Algunos consideran que el ascenso de China, impulsado indirectamente por la confrontación con Trump, representa una oportunidad para un orden multipolar menos dominado por EE.UU. No obstante, el estilo agresivo del gobierno de Trump —marcado por deportaciones, aranceles y amenazas— ha dificultado que Sudamérica se aleje de China. La falta de iniciativas comerciales concretas y el debilitamiento de programas como USAID refuerzan esta tendencia. Incluso líderes proestadounidenses como Milei reconocen la necesidad de mantener relaciones con China para asegurar el bienestar económico de sus países. La mayoría de los argentinos respaldan esta posición.
A pesar de las tensiones, atraer nuevamente a Sudamérica no debería ser tan complicado para EE.UU. La cultura y los valores estadounidenses siguen siendo más apreciados que los chinos, aunque la relación con China es ambivalente. Figuras como Alfredo Thorne, exministro de Economía del Perú, han criticado prácticas comerciales desleales como el dumping chino. Expertos como Evan Medeiros señalan que es urgente que Estados Unidos vuelva a mirar hacia el sur con mayor atención, aunque en la práctica, esto parece aún lejano.
Autor: The Economist. Fuente: Diario Gestión- pag.22, 13 de mayo del 2025.