Cementerio de Porcón

Foto F. Villiger


 

LOS PORCONEROS

FESTIVIDAD: PORCÓN - CAJAMARCA

 

 

Cajamarca es una de las ciudades peruanas que aun conserva mucho de la idiosincracia de sus antepasados Incas. Sabido es que en el antiguo imperio peruano, los artesanos que labraban la piedra, constituían un grupo especial ante los ojos de sus gobernantes.

 

 

 

Vestigios de la diversidad de trabajos hechos en piedra tallada por nuestros antepasados, han sido encontrados en excavaciones y otros permanecen incólumes e imponentes como desafiando al tiempo inexorable de la historia, sobre la superficie donde fueron erigidos.

 

Chulpas, huacas y sobretodo las inmensas piedras de Machu Picchu, han quedado como un mensaje de aquella capacidad creativa que llegaron a desarrollar en el Imperio Incaico. Los diseños, la uniformidad en el pulido y más aun, la simetría y exactitud de las medidas para el calce exacto al colocar una piedra sobre otra, constituyen una incógnita para el hombre moderno.

 

Porcón es uno de los pocos pueblos en el Perú, que aun conserva su tradición quechua. De allí son oriundos los llamados "Porconeros", modernos picapedreros, que ya no construyen Huacas ni Chulpas; pero no por ello han perdido su tradición artesanal. Las casas coloniales de Cajamarca, tienen en sus interiores muchos ejemplos de esta tradición que posiblemente nunca muera. Bancas talladas en piedra, piletas, macetas y adornos en general.

 

Los templos construídos en todo el departamento, muestran en sus fachadas, un testimonio perenne de esta obra artesanal. Los cementerios también gozan de este arte; labrado en las lápidas manufacturadas por estos modernos Incas. Es precisamente en el arte lapidario, en el que algunos de estos porconeros, han especializado su actividad artesanal. Después de todo, ese pequeño espacio sepulcral, al que le han colocado una lápida tallada de piedra, es el hogar permanente de un ser querido que dejó grabada su otrora presencia, en el suelo de aquella milenaria comunidad.

 

La Fiesta de Las Cruces de Porcón, es una festividad religiosa celebrada el Domingo de Ramos; por lo que tiene gran importancia en las celebraciones por Semana Santa. Se inicia, cuando Jesús ingresa al pueblo montado sobre un asno, acompañado con fieles cargando coloridas cruces de madera, adornadas con flores y ramas de romero. Cada una mide más de 2 metros de altura y contiene pequeños espejos, que representan el alma de los devotos y campanillas de metal, para anunciar su llegada.

 

Otra festividad se desarrolla el 2 de noviembre, Día de los Difuntos; luego de la celebración de la liturgia en la iglesia local, la cita nuevamente será precisamente en el cementerio y ante aquella piedra labrada; que indica el lugar donde yacen los restos de aquel ser querido, se conjuga un rito milenario, místico y espiritual.

 

Luego de encenderse las velas, como invitando al difunto; las almas de aquellos que se fueron, vuelven aquel día según la mitología de estos pueblos; y se da inicio a esta ceremonia sin protocolos; que comprende la limpieza de la lápida, la oración íntima y la ofrenda de platos típicos. En esta mística reunión, no debe faltar la ceremonial hoja de coca ni la tradicional chicha de jora.

 

El alma acudirá, según las creencias, para participar de lo que alguna vez compartió en vida: el rezo de alguna oración en especial, el aroma de la sazón de un plato de su agrado; la fragancia de un ramo de flores o para escuchar el diálogo entre sus visitantes, de algún tema que fue de su preferencia.

 

Ese día, aquellas lápidas labradas en piedra de infinidad de formas y diseños: tal vez cruces; semejando la fachada de un templo o acaso la figura de un dios venerable; adornados con figuras iconográficos; se confunden con el colorido de las vestimentas de los porconeros; herederos incaicos que sobreviven el implacable paso del tiempo, sin perder su sólida y pétrea tradición. (LARS).

 

 

 

Fuente: www.boletindenewyork.com/porcon.htm