SATIPO

 

Cómo llego a Satipo

Satipo se encuentra a 435 km de Lima (10 horas por vía terrestre).

El ashaninka es el pueblo originario más numeroso de la selva peruano (más de 114000 personas). Habitan en las selva alta y baja de las regiones Junín, Ucayali, Huánuco, Cuso, Pasco y Ayacucho.

Los matsingenkas creen que la luna trajo la agricultura, el trabajo y el veneno para la pesca.

La idea de institucionalizar el Sonkareo en la provincia, surgió en el 2017. Lo organiza la Municipalidad Provincial de SAtipo.

Escapadas: Si tiene tiempo, visite petroglífos de Huanacaure y el convento franciscano de Puerto Ocopa.

Al encuentro del Sonkareo

Una usanza de las étnias amazónicas es el pretexto para llegar a la ciudad de Satipo, disfrutar del carnaval, la exuberancia de la tieera d}ya finar los matices culturales de los orígenes.

No es tan fácil. No alcanza con una ordenanza para que una situación cambie. Esta no se impone. Se va enraizando poco a poco en el corazón de los pueblos. Es un proceso largo que, muchas veces, nace del intercambio, la conjunción y la diversidad cultural de los grupos humanos que conviven y comparten un mismo espacio geográfico.

Reflexiones que revollotean en una concurrida y acalorada sala de conferencias en la que se exhiben chocolates de vistosas envolturas, artesanías, aromáticas bolsas de café y provocativas canastas de fruta. "Son nuestros productos", se ufanan los nativos, los mestizos, los colonos, las autoridades que hablan del Sonkareo y del carnaval, de las comparsas y los carros alegóricos, del cortamonte y la tumba de la humisha.

¿Se encuentra allí la identidad?... o está afuera, en esa plaza en remodelación, en esas calles con poco tráfico, en ese cielo temporalmente tristón que opaca un horizonte boscoso generador de mitos, leyendas y aventuras. Es entre ese vendor donde hay que buscar o será en los barrios de esa ciudad cuyo nombre fundacional evoca a los que vinieron de otras latitudes.

El origen

Aisatipoki es el vocablo asháninka del que derivó la palabra Satipo. "Los que llegan" significa en español. Un nombre preciso para un lunar de urbanidad que surgiría por la presencia de migrantes.

En 1898, el alemán Augusto Hilser se asentaría en este pedacito de la selva central. Se dice que fue el pionero.

Años después aparecería el monseñor Francisco Irazola, muchos extranjeros y también peruanos altoandinos.

Nació un pueblo en espesura de un bosque que conoce de montañas, de portentosas caídas de aguas, de ríos caudalosos, de flora y fauna infinita. Un pueblo que creció y se consolidó hasta convertirse en la capital de la provincia del mismo nombre. "Es la más grande de la región Junín", vuelven a ufanarse los hombres y mujeres acalorados que continúan disertando sobre celebraciones e identidad.

Una identidad difícil de encontrar y definir. Una identidad que se quiere cohesionar mediante el Sonkareo 2019.

"Es algo nuestro que se estaba perdiendo", dice Omar Zegarra, conocido como Sintsiri... ¿Pero, qué es el sonkareo? El difícil de explicar, dicen todos en la sala de conferencias de la Municipalidad de Satipo.

Tradición

"Es una tradición de las etnias amazónicas. La palabra deviene del sonkari, un instrumento de viento que se hace con un tipo de bambú. Este tiene solo cinco notas y los antivos lo tocan cuando hay luna llena y solo en las partes altas. Es allí donde viven los espíritus", comenta Sintsiri, promotor turístico y conocedor de la cultura de los pueblos originarios de Satipo.

Ritualidad y mitología. "Para varios pueblos de la Amazonía la luna es masculino", agrega, pero la duda continúa. ¿Qué es el Sonkprep?, ¿un carnaval, una danza, un festival, quizá una feria?Será todo eso o es mucho más que eso, porque esta provincia tiene más atractivos turísticos que identidades. Es cuestión de explorar sus caminos y senderos, navegar por sus ríos, recorrer sus campos, acercarse a sus comunidades nativas.

Bienvenida con masato en Betania, donde existe una psicina natural, y en Cutivireni, uno de los puntos de partida, para conocer la catarata de Tsyapo. Caminata exigente en la que uno se convierte en algo así como un anfibio que a veces va por la tierra, y a veces va andando por el agua. Cautela equilibrio, prohibido los resbalones. Los ojos se deleitan con la belleza de un paisaje que desconoce de la mano del hombre.

Una catarata, muchas cataratas: Gallito de las Rocas, La Jungla, El Cristal, La Brisa, El Castillo, Tsomontonari y un larguísimo etcétera. Aguas malabaristas. Aguas clavadistas. Aguas que regalan frescura. Adiós al calor porque el cielo no siempre está tristón como en esta mañana en la que ya no se habla de identidad, se habla de conocer y visitar Satipo con alegría y sin miedo porque "auí se vive tranquilo".

Y este fin de semana todos podemos ser un aisatipoki, uno de "los que llegan" para el cierre del Sonkareo que, al fin lo entendemos, es un esfuerzo por integrar los matices culturales de la provincia para que las diversas identidades de la ciudad se integren, se cimienten.

Eso es lo que se busca en este acto multicultural que concluirá el sábado con la tumba de la humisha, propia de la selva, y el cortamonte de reminiscencias ayacuchanas, una de las comunidades más numerosas de Satipo.

Dos maneras de divertirse respetando las raíces ancestrales. Anímese a comprobarlo, anímese a comprender que es el Sonkareo.


 

 

 

 

Fuente: El Peruano