SILICON GRAPHICS: DE LA GLORIA A LA BANCARROTA

 

La crisis de Silicon Graphics (SGI) ha sido el resultado de una serie continuada de malas decisiones. La compañía fué fundada por Jim Clark en 1982 para producir sistemas de computación en 3D. Clark quería desarrollar un chip que acelerara la capacidad de los ordenadores de la época para desplegar gráficos tridimensionales, una tecnología que ha cambiado radicalmente nuestra relación con los ordenadores y ha tenido una influencia fundamental en el mercado del entretenimiento, principalmente los videojuegos y el cine.

A principios de los 90, SGI menospreció la industria de los videojuegos y dejó pasar la mayor oportunidad de su historia.

Sin embargo, desde que Clark dejó la compañía en 1994, SGI se lanzó a una serie de compras poco afortunadas: Alias Research y Wavefront Tech.; el fabricante de superordenadores Cray Research y la serie se servidores Windows Zx10. Todas las compañías han sido revendidas y, la serie Zx10, desechada.

SGI apostó todo lo que tenía por la realidad virtual y puso sus ojos en el mercado científico. Confió en una maquinaria pesada y específica y un sistema operativo propio y muy caro. Sus resultados han sido asombrosos, como se aprecia en las impresionantes reconstrucciones arqueológicas del antiguo Egipto, por mencionar una de sus últimas colaboraciones.

A la vuelta de la esquina, sin embargo, el mercado de los videojuegos empezaba a prosperar y la empresa no lo tomó en serio. A principios de los 90, SGI dejó pasar la mayor oportunidad de su historia, oportunidad que aprovecharon otros (primero NVidia, seguida de ATI) quienes se llevaron el pastel precisamente gracias a su biblioteca de gráficos, OpenGL. SGI jamás se recuperó de aquel despiste.

¿Vender a cualquier precio?

A finales de 2005, Silicon Graphics fue eliminado de la Bolsa de Nueva York por cambiar por debajo del umbral mínimo de un dólar por acción. La compañía nombró entonces a Dennis McKenna presidente y CEO con la esperanza de que surgiera el milagro. McKenna, especialista en salvar empresas en llamas con 20 años de experiencia, vendió propiedades, despidió al 12% de la platilla y cambió a algunos managers.

Dennos McKenna, presidente de SGI, dice que quiere vender y Microsoft ya ha dicho que quiere comprar.

En mayo, SGI presentó para la protección de bancarrota en el Tribunal de Bancarrota estadounidense, un paso que el nuevo CEO considera “en la buena dirección”. Su estrategia es “continuar haciendo lo que hacemos bien y determinar cómo podemos ampliar nuestra operatividad en ciertas áreas para obtener más facturación y beneficios”.

McKenna dice que quiere vender y Microsoft ya ha dicho que quiere comprar. Muchas patentes propiedad de SGI están ya en las arcas de Redmond. OpenGL no genera beneficios y el nuevo CEO está más preocupado por salvar la empresa que en las consecuencias que esa venta tendrían sobre el desarrollo tecnológico internacional.

No quiere vender del todo, dice. Su intención es retener una parte en la compañía para recuperar algunos dividendos cuando dicha tecnología dispare su valor, cosa que probablemente ocurriría si el comprador cerrara la licencia y empezase a cobrar por su utilización. “En el pasado”, dijo McKenna la semana pasada en Londres, “hemos comprado por mucho y revendido por muy poco”.

 

Fuente: www.consumer.es