No son solo los aranceles los que han golpeado el crecimiento, la incertidumbre juega un rol clave en la economía.

 

EL CORAJE DE ACTUAR

 

Actualmente la gran pregunta que existe en el mercado es si esta desaceleración que estamos viendo en el crecimiento internacional gatillará una recesión o si solo será una desaceleración.

Para responderla, es clave la fuerza y el convencimiento de la política monetaria de los países desarrollados, pero no es lo único.

Poniendo algo de contexto, durante el 2017 la economía mundial se expandió 3.8%, en el 2018 un 3.6%, y para este año y el próximo se espera una desaceleración llegando solo a 3.2% y a 3.1%, respectivamente. Además, el comercio internacional lleva más de un año en terreno contractivo.

Esta desaceleración evidentemente tiene que ver con la guerra comercial de la que tanto hemos hablado, pero que ahora ataca con renovadas fuerzas al abrirse nuevamente la veta de discusión entre Estados Unidos y Europa sobre los subsidios que esta última asigna a ciertos sectores.

No son solo los aranceles los que han golepado el crecimiento, la incertidumbre juega un rol clave en la economía. La poca visibilidad de los retornos futuros de la inversiónes un elemento disuasivo más efectivo que las altas tasas.

Es por esto por lo que no bastan tasas bajas para cambiar la tendencia del crecimiento global. Es cierto que la política monetaria aporta en la medida en que alguien quiera endeudarse o invertir, pero qué pasa si esto no ocurre, debemos echar mano al resto de las opciones contra cíclicas de la economía.

Si uno analiza la salida de la recesión del 2008, es la política monetaria y los relajamientos cuantitativos los que se llevaron todos los titulares, pero tan importante como este empuje pór parte de la FED y del ECB, fue el aumento en el gasto fiscal en China. Solo en el 2019 China gastó US$ 600 billones, o el equivalente a un 12% de su economía, en ese momento, como medida reactivadora.

¿Qué esperar para el 2020?

Ya es casi seguro que continuaremos en un escenario de relajación cuantitativa, aunque la Fed no quiera ser explícito en ello. Por lo que tenemos el motor monetario empujando el carro, pero en la medida en que los países no sincronicen sus políticas fiscales, es difícil que la desaceleración no continúe. Japón está este año subiendo el IVA y Alemania tiene superávit fiscal. En condiciones normales serían buenas medidas, pero hoy se necesita un impulso que permita al mundo despegar, y esas medidas van en sentido contrario.

No podemos terminar sin decir que obviamente la guerra comercial continuará siendo la nube que impide ver más allá y que la inversión privada continuará baja mientras no cambie esto de tendencia. Esperemos que se consiga esta semana al menos un acuerdo parcial.


Fuente : Gestión, 18 de Octubre del 2019.