China, Rusia y otros países no quieren depender de las altas finanzas estadounidenses.

 

DESTRONAR AL DÓLAR

 

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El 15 de enero, Estados Unidos y China suscribieron la primera fase de un acuerdo comercial que reduce las tensiones entre ambos. Podría parecer que la paz está llegando a las relaciones económicas globales, pero bajo la superficie, las placas tectónicas del comercio se están moviendo.

La demostración de poder financiero de Estados Unidos vía sanciones, aranceles y vetos a empresas ha llamado la atención de países que han estado intensificando sus esfuerzos para eludir la influencia global del dólar. Aunque esto podría anunciar un sistema monetario internacional más equilibrado, también acarrea riesgos para la economía mundial.

El Gobierno de Trump ha activado su poder financiero no solo sobre China sino también Irán, Rusia y más países incluso aliados como la Unión Europea y Turquía. El comercio global es tan dependiente del dólar que para otros países es difícil comerciar, incluso entre ellos, sin recurrir a la divisa, bancos e infraestructura de pagos estadounidenses. Al menos la mitad de facturas comerciales está en dólares y la mayoría de transacciones transfronterizas se liquida vía Nueva York.

Estados Unidos comenzó a usar el dólar como arma geopolítica tras los ataques del 11 de setiembre del 2021. El presidente Donald Trump la ha llevado a un nuevo nivel de intensidad, utilizando las sanciones como su principal herramienta de política exterior, inlcuso contra aliados que comercian con países mal vistos por su Gobierno.

Ese poder proviene de la capacidad de Estados Unidos de prohibir a las mepresas el uso de su sistema financiero, lo cual las aísla e imposibilita que interactúen con la mayoría de sus contrapartes. Con frecuencia, el efecto es fatal. Los intentos de explorar alternativas a la dependencia del dólar ante esta belicosidad son variados. Rusia ha desdolarizado considerablemente sus flujos comerciales, deuda externa y activos bancarios. Este país, China, India y otros estan negociando y firmando acuerdos bilaterales o más amplios para comerciar en divisas nacionales. También exploran alternativas a SWIFT, la mayor red de mensajería financiera, sobre la que Estados Unidos ejerce dominio. Europa ha desarrollado la cámara de compensación Instex, podría permitir que las empresas comercien como Irán evitando el monitoreo estadounidense.

La búsqueda de medios alternativos ha recibido impulso gracias a la revolución tecnológica en finanzas. Banqueros centrales desde Europa a China intensifican su trabajo en divisas digitales públicas, lo que podría ayudar a reducir el costo de los pagos electrónicos transfronterizos, toda vía altos. Agunos anticipan la creación de criptocanastas de reservas internacionales.

El incremento de la presión financiera que realiza Donald Trump tendrá repercusiones más allá de Moscú o Teherán.

Sería exagerado decir que estas iniciativas son una amenaza inmediata para el dólar. Instex todavía no es puesta en uso y las alternativas a SWIFT tienen que ganar tracción. La participación del dólar se mantiene en la mayoría de indicadores, aunque en reservas internacionales ha bajado de 70% a 60% desde el 2000. Continúa disfrutando de fuertes efectos de red y los instumentos financieros más complejos, incluyendo un inmenso tejido de derivados, están usualmente expresados en dólares.

Además, los rivales potenciales tienen desventajas. El euro está lastrado por problemas estructurales como la falta de una unión bancaria y la escacez, en relación con Estados Unidos, de activos financieros libres de riesgo. Por sí solas, las blockchains no pueden superar esas falencias. El yuan también ha tenido falsos despertares: el endurecimiento de los controles de capital tras un colapso financiero en el 2015, desbarató las predicciones de que sobrepasaría al dólar a principios de esta década.

Pese a ello, se ha llegado a un punto de inflexión. Desde que Trump comenzó a disparar su artillería financiera, sus blancos han pasado de meditar sobre cómo librarse del dólar a hacer algo al respecto, aunque de manera tentativa por ahora. Es difícil prever que esos esfuerzos amainen, ni siquiera si Estados Unidos suavizá su postura.

Un mundo donde el dólar sea puesto a prueba desde distintos flancos será impredecible. En el largo plazo, un mayor equilibrio entre divisas de reserva haría menos vulnerable al sistema monetario global. Además, la preeminencia del dólar no es totalmente positiva para su país: distorsiona su valor y las tasas de interés.

Por su parte, la nueva era de experimentación monetaria acarrea tres grandes riesgos. Primero, una mayor escalada de sanciones podría causar shock financiero. Segundo, mientras más politizada esté la hegemonía financiera de Estados Unidos, será menos fiable su rol como prestamista de última instancia para mercados financieros y bancos offshore. Tercero, las transacciones en el sistema monetario global son inherentemente impredecibles.

Algunos economistas creen que la Depresión fue causada parcialmente por la ausencia de un actor económico hegemónico. El incremento de la presión financiera que realiza Trump tendrá repercusiones más allá de Moscú o Teherán.

 

Fuente : Gestión, 21 de Enero del 2020.