PESADILLA EN LA AVENIDA PENNSYLVANIA

 



 

La pesadilla de todo trabajador es el jefe horrendo, todos conocen al menos uno, que a pesar de su incompetencia se rehúsa a dar un paso al costado y no se detiene ante nada para seguir en el cargo.

Esos jefes tienen lo contrario del toque de Midas: Todo lo que tocan se convierte en mugre. Y dañan, a veces destruyen, las instituciones que se suponen lideran.

Donald Trump es uno de esos jefes. Desafortunadamente, no solo es un mal ejecutivo empresarial, sino el presidente de los Estados Unidos y la institución que podría destruir es el país. ¿Alguno de sus antecesores fracasó tan contundentemente como él durante los últimos meses? Rechazó los consejos de expertos en salud y presionó por una rápida reapertura económica, con la esperanza de un boom previo a las elecciones.

También ridiculizó y menospreció medidas que hubiesen ayudado a ralentizar la propagación del virus, incluyendo las mascarillas y el distanciamiento social, convirtiendo el sentido común en un frente de la guerra cultural. El resultado ha sido un desastre epidemiológico y económico. La semana pasada, las muertes por covid-19 promediaron más de 1,000 diarias, mientras que en Alemania fueron cuatro.

La declaración del vicepresidente Mike Pence, a mediados de Junio, de que “no hay una 'segunda ola' del virus” pareció irreal, pero ahora parece una broma de mal gusto. Y todas esas muertes excesivas no han generado nada en términos de desempeño económico. La contracción del PBI en el primer semestre fue casi idéntica a la de Alemania, a pesar de que nuestra cifra de fallecidos es mucho mayor.

Mientras la vida en ese país, en muchos aspectos ha retornado a la normalidad, en el nuestro, una variedad de indicadores indica que luego de dos meses de rápido crecimiento del empleo, la recuperación se está estancando ante el recrudecimiento de la pandemia. Encima, Trump, sus funcionarios y sus aliados en el Senado han estado comprometidos con la idea de que la economía estadounidense experimentará una asombrosa recuperación a pesar de la nueva ola de contagios y decesos.

Están tan convencidos que parecen incapaces de tener en cuenta la abrumadora evidencia de que no está ocurriendo. Hace solo unos días, el asesor económico del Gobierno, Larry Kudlow, insistió en que una recuperación en forma de "V" seguía en marcha y que "las solicitudes de (subsidio por) desempleo están cayendo rápidamente". De hecho, están aumentando.

Pero dado que el equipo de Trump insistió en que se venía una recuperación espectacular y se rehusó a ver la realidad, ahora estamos entrando en una crisis económica gratuita.

Debido a la inacción de los republicanos, millones de desempleados han visto sus últimos cheques de la compensación implementada para paliar el impacto de una economía devastada por el covid-19; pero el virus sigue galopante.

Así que Trump fracasó por completo, provocó innecesario dolor a millones de estadounidenses innecesaria muerte a miles. Quizás a él no le importe, pero a los votantes sí. Aunque sea por interés personal y político, debería intentar cambiar las cosas, pero incluso si fuese un tipo que puede aprender de sus errores, es demasiado tarde.

Si esta situación hubiese ocurrido hace un año, habría habido tiempo para qu Trump controle el virus y modifique el rumbo de la economía, pero hoy las elecciones están a la vuelta de la esquina. Supongamos que las cifras de decesos y empleos mejoran los próximos tres meses.

¿Cuánto influiría en la visión que los votantes tienen del "negacionista en jefe"? ¿Cuánta credibilidad otorgaría el público, incluso a las buenas noticias genuinas, luego del falso despertar de hace unos meses?

En estos momentos, Trump es simplemente un presidente fallido y todos, excepto sus simpatizantes acérrimos, lo saben. Pero como dije, él es uno de esos jefes de pesadilla que aunque no pueden hacer su trabajo, no darán un paso al costado. Por eso ahora está hablando de posponer las elecciones, lo cual era predecible, Joe Biden lo predijo hace meses, en medio de mofas de expertos, y yo predigo que ninguno de ellos pedirá disculpas.

Claro que Trump no puede postergarlas, serán el 3 de noviembre. Pero lo que sí puede hacer, si pierde, es afirmar que le robaron la elección, que hubo millones de votos fraudulentos y los resultados no son legítimos. Ya lo hizo luego de perder el voto popular el 2016, pese a que ganó la mayoría del Colegio Electoral.

Es casi seguro que esas payasadas no le posibilitarán permanecer en la Casa Blanca, aunque el proceso para hacer que la abandone podría ser...interesante. Es que se podría generar mucho caos y, muy posiblemente, cierta violencia en el país. Y quien no piense que partidarios de Trump descontentos intentarán sabotear un Gobierno de Biden, incluidos sus esfuerzos para lidiar con la pandemia, no ha estado prestando atención.

Esto es lo que pasa cuando se encarga el manejo de un país a un jefe horrendo. Y nadie puede decir cuándo, si alguna vez, el daño será reparado.

 

 

 

Fuente : Gestión, 05 de Agosto del 2020.