CRECIMIENTO EXPONENCIAL EN TIEMPOS DE CRISIS

 

 

Desde hace unos años el crecimiento exponencial y las organizaciones que lo logran, son objeto de observación y estudio. Por definición, una organización exponencial es aquella que crece 10 veces más rápido que sus competidores del sector, por ejemplo, algunas organizaciones con crecimiento exponencial son Amazon, Airbnb y Tesla, ya que si vemos el crecimiento de sus ventas en un gráfico, se asemeja un bastón invertido o "palo de jockey".

En todos los casos son empresas que han entrado en un negocio que ya existía-venta de libros, hospedaje y automóviles, pero que han utilizado la tecnología para mejorar y personalizar las ofertas, para no utilizar activos o para cambiar la oferta de valor. Una guía para entender qué las hace diferentes y para aspirar a construir una organización exponencial, la encontramos en el libro "Organizaciones exponenciales", de Salim Ismail. Su lectura es imprescindible.

En este libro podemos identificar las siguientes características de estas organizaciones:

Tienen un propósito fuerte, masivo y trascendente.

Han diseñado su propio sistema de información de desempeño con indicadores que le permiten iterar y mejorar rápidamente. En muchos casos en tiempo real y de manera automática.

Tienen equipos de trabajo con posibilidad de decisión, independencia de toma de decisiones, libertad para experimentar a pesar de equivocarse y posibilidad de rápida expansión o contracción según la tarea o proyecto.

Hacen uno inteligente de la tecnología de manera colaborativa y escalable.

Crean comunidades a su alrededor.

Es mucho más sencillo leer o escribir sobre las organizaciones exponenciales que crear una. Ni hablar del reto de convertir una organización tradicional ya existente. Sin embargo, las circunstancias actuales han hecho de catalizador para acelerar transformaciones que hace diez meses considerábamos imposibles. Sin otra alternativa, muchísimas empresas han dado pasos hacia la flexibilización de sus equipos de trabajo, a aplicar tecnologías que no conocían, procesos escalables y replicables y a perder el miedo a fallar en el camino.

Estamos ante la posibilidad de acelerar estos cambios y de pasar de un estado de adaptación para sobrevivir, a uno de evolución para crecer. Los primeros pasos los hemos dado, nos lanzaron al agua y estamos flotando. Toca empezar a nadar, a remar sin miedo. Ser parte de una organización donde se logran estos cambios, nos hace ver que es posible.

 

 

 

 

Fuente: Gestión, 25 de Noviembre del 2020.

 

 

 

 

LOS JÓVENES FRENTE A LA CRISIS

 

 

 

Los efectos de la crisis económica sobre las familias son percibidos en la forma de pérdidas de empleo de algunos de los miembros del hogar y entre aquellos que logran conservarlo, como un menor nivel de ingresos. De acuerdo con las últimas cifras del INEI para el trimestre junio-julio-agosto la contracción de puestos de trabajo en Lima Metropolitana alcanzaría (en términos anuales) casi un 27%. Este resultado, si bien es mejor de lo que se experimentó a comienzos de año en pleno confinamiento, revela un mercado de trabajo en general más estrecho y con menores oportunidades laborales, sobre todo para los trabajadores más jóvenes.

Es en este grupo donde se observan las peores caídas de empleo con tasas que incluso son cercanas al 40% de contradicción (cohorte entre 14 y 24 años) y superan el 60% si restringimos la mirada al empleo adecuado. Es decir, al interior de una familia es más probable que una vez desencadenada la recesión los hijos experimenten mayores dificultades en encontrar su primer trabajo, que los padres pierdan el suyo.

Este impacto desproporcionado sobre la población no es una particularidad de esta crisis. Niall O'Higgins, de la OIT, en un estudio sobre empleo juvenil en Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea publicado el año 2010 reseña evidencia histórica que permite identificar patrones similares en el pasado. Sin embargo, el autor comenta que, si bien el efecto visible de corto plazo es el aumento del desempleo , la preocupación de política pública debería estar en las consecuencias permanentes sobre inserción laboral que podrían experimentar estos jóvenes a lo largo de su vida.

Este es un resultado factible si es que no encontrar trabajo en una edad temprana en pérdidas de posibilidades de especialización, desánimo o desconfianza. En tales circunstancias una reacción oportuna por parte de los gobiernos debe orientarse a soportar la creación de empleos en el sector formal y permitir un mayor y mejor acceso a los jóvenes a estos. Opciones de políticas focalizadas disponibles para ello son programas de empleo temporal, capacitación para el trabajo, subsidios a la planilla y mecanismos que faciliten los procesos de búsqueda. Todo ello sin descuidar estrategias de más largo plazo orientadas a reforzar la formación de capital humano. En el caso de economías en desarrollo como la peruana la informalidad podría permitir que el desempleo juvenil, se revierta parcialmente, sobre todo en la medida que la economía vaya retomando su dinamismo. Sin embargo, esta operaría como un paliativo imperfecto sin mitigar la vulnerabilidad laboral de la población joven ni su subsecuente pérdida de ingresos en el mediano plazo. Por ello, incluso en estos contextos los efectos de la crisis podrían tener consecuencias económicas persistentes en los jóvenes. Lo que nos hace sospechar un resultado como el descrito, es la baja resiliencia a choques económicos que mostró esta cohorte en el pasado.

Usando información de la Encuesta Nacional de hogares del año 2019 y restringiendo la muestra únicamente a hogares liderados por personas entre 18 y 25 años, es posible verificar que del total de familias jóvenes que en los últimos 12 meses experimentaron este tipo de choques, casi un 35% cree que estos tardarán más de un año en solucionarse, no se solucionarán nunca o simplemente no saben cuándo ocurrirá. Parte de la explicación, como ya se ha señalado, está en las dificultades de inserción y reinserción laboral de este grupo productos de sus escasos niveles de productividad y competividad al iniciar su vida laboral, circunstancias que generan un evidente espacio de acción para la política pública.

 

 

Fuente: Gestión, 12 de Octubre del 2020.