EN SERIO, LA SITUACIÓN MEJORARÁ

 

 

Los próximos meses serán un infierno en términos políticos, económicos y epidemiológicos. Pero en algún momento de este año, la situación comenzará a mejorar y hay motivos para creer que cuando las buenas noticias surjan, la recuperación será mucho más rápida y más prolongada de lo que muchos esperan.

Probablemente el escenario político no mejore. Día tras día, los republicanos no es solo Donald Trump, demuestran que son peores de lo que uno pudo haber imaginado. Uno de nuestros dos grandes partidos políticos ya no acepta la legitimidad de las elecciones que pierde, lo cual es un mal augurio para el futuro del país.

Pero en los otros frentes, existen argumentos para el optimismo. La ciencia nos ha rescatado con el milagrosamente expedito desarrollo de vacunas contra el virus. Es cierto que Estados Unidos ha iniciado mal la inoculación, algo que no debería sorprender a nadie; aunque probablemente sea un tropiezo temporal, en especial porque dentro de dos semanas tendremos un presidente que sí estará interesado en hacer su trabajo.

Cuando la vacunación sea masiva, la economía rebotará. La pregunta es, ¿qué tan grande será el rebote?

Nuestra crisis económica previa fue seguida de una lenta recuperación. Recién el 2014 el empleo retornó a sus niveles del 2007 y la mediana del ingreso familiar recién recobró el terreno perdido el 2016. Muchos analistas esperan una repetición, en particular si los republicanos retienen el control del Senado y,nuevamente, se dedican al sabotaje económico bajo la excusa de ser fiscalmente responsables. Pero la crisis del 2020 fue muy diferente, lo que ha hecho que las perspectivas actuales se vean mucho mejores.

En la crisis económica del 2008, el sector privado se dio cuenta, de súbito, que nada sustentaba los extravagantes precios de viviendas y los extremadamente altos niveles de deuda de las familias, y se hundió. El resultado fue un prolongado periodo de gasto deprimido. La única vía para hacer evitado muchos años de alto desempleo hubiese sido un estímulo sostenido y de gran escala y el partido Republicanos lo impidió.

En cambio, la crisis del 2020 fue provocada por un virus. El sector privado no parece haber estado sobreexcedido antes de la pandemia y aunque no debemos minimizar el sufrimiento padecido por millones de familias, en promedio, los estadounidenses han estado ahorrando como locos y emergerán de la pandemia con una situación financiera más fuerte de la que tenían antes. Así que estoy entre quienes esperan que el crecimiento sea rápido una vez que la población sienta que es seguro de salir de sus casas y gastar dinero. No cabe duda que Mitch Mc- Connell y compañía harán lo que siempre hacen cuando un demócrata ocupa la Casa Blanca, e intentarán sabotear la recuperación. Pero esta vez la economía no necesitará tanto apuntalamiento como durante los años de Obama.

Y sospecho, aunque con menos confidencia, que el boom será prolongado, porque como muchos otros, estoy comenzando a sentirme optimista sobre el futuro de la tecnología. Los años que siguieron a la crisis del 2008 no solo estuvieron marcados por un aletargado crecimiento del empleo sino que también coincidieron con un periodo de decepción tecnológica.

El emprendedor Peter Thiel cuyas ideas políticas detesto, pero es bueno acuñando frases dijo que fue una era en la que queríamos autos voladores pero lo que obtuvimos fue 140 caracteres. Una señal de lo trivial de este asunto fue elevar el límite a 280 caracteres pareció la gran cosa. O sea, estuvimos haciendo cosas llamativas pero no avanzamos mucho en el mundo material, que es donde mayormente todavía vivimos.

Últimamente, sin embargo, he oído mucho sobre nuevas tecnologías físicas, lo que me recuerda el revuelo en torno a la tecnología de la información de principios de los 90, que presagió la mejora de la productividad entre 1995 y el 2005. La biotecnología parece haber hallado su camino he ahí las milagrosas vacunas. Ha habido un enorme progreso en energías renovables; la energía solar solía ser considerada una fantasía hippie, y ahora es más barata que los combustibles fósiles.

Todavía hay escepticismo respecto de las perspectivas de corto plazo de cosas como vehículos autónomos y carne cultivada, pero el hecho de que estemos hablando de tales innovaciones es buena señal para el futuro. Esta nueva ola de inventivas tecnológicas no tiene mucho que ver con la política gubernamental, aunque el avance en energías verdes que realizó el Gobierno de Obama. Y a diferencia del de Trump, el de Biden no será anticiencia y no intentará preservar la quema de carbón. Eso posibilitará aprovechar el progreso.

Tengo menos confidencia en mi optimismo tecnológico que en mis expectativas de una rápida recuperación del empleo luego de la vacunación masiva. Pero en general, hay una chance bastante buena de que Biden presidirá una economía que sorprenderá positivamente a muchos.

 

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Fuente : Gestión, 06 de enero del 2021.