LA INFLACIÓN EN ARGENTINA SE DISPARA ANTE INCIERTO FUTURO

 

 

El presidente argentino Alberto Fernández recurrió al género musical de Patti Smith y los Ramones para explicar una inflación que este año podría superar el 50%.

“Argentina, en materia inflacionaria, es punk Todo es hoy, no hay mañana. Todo es a corto plazo porque no hay futuro”, dijo el mandatario de centroizquierda, quien toca la guitarra y le puso Dylan a su perro en honor a Bob Dylan.

El mandatario explicó que lo que quería decir era que Argentina, tras años de precios descontrolados, había construido un pensamiento tan obsesionado por la inflación que se había convertido en un círculo vicioso que se perpetuaba a sí mismo. “Aumentamos (los precios) por las dudas”, añadió.

La respuesta a un tema controversial y fundamental para su gobierno peronista, que había proyectado una inflación menor al 30% para este año, se da en momentos en que el alza de los precios erosiona los ahorros, los salarios y el poder adquisitivo de los argentinos.

Controlar la inflación es clave para restaurar la estabilidad económica tras tres años de recesión, para frenar la crisis social y el aumento de los niveles de pobreza y para que el gobierno evite una dolorosa derrota en las elecciones de medio término este año.

Sin embargo, los argentinos han desconfiado de su moneda durante décadas, asumiendo que la elevada inflación corroerá cualquier ahorro y, por lo tanto, buscan refugio en el dólar, una tendencia que economistas, inversionistas y funcionarios han luchado por explicar, e incluso resolver. Hasta los niños en edad escolar aprenden a estar atentos a los precios.

Mientras otros países de la región han comenzado a observar cómo suben los precios este año, casi ninguno es comparable con Argentina. La inflación interanual de Brasil alcanzó un 6% en abril pasado, mientras que en Argentina llegó a 46.3% en el mismo período.

“(Con la inflación) estamos corriendo contrarreloj. No sabemos cuánto nos va a costar reponer lo que vendo y por eso estamos en un círculo vicioso que perjudica a todos”, dijo a José Guglieo, empresario de 50 años de la ciudad de Buenos Aires.

El dolor se ve agravado por una fuerte segunda ola de casos de COVID-19 que colocó al país por encima de Brasil en casos confirmados por habitante y ha obligado al gobierno a restablecer restricciones más estrictas.

“El coronavirus también nos perjudica. Hay menos ventas porque hay menos gente dando vueltas”, agregó Guglieo.

 

 

 

Publicado por: Gestión, 04 de junio del 2021.