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China fijó un ambicioso objetivo de crecimiento económico para el año, volviendo a poner el foco en el estímulo fiscal para contrarrestar los riesgos de una caída continua del mercado inmobiliario y el aumento de las tensiones geopolíticas.
Si bien la meta de crecimiento de alrededor del 5.5% para este año es la más baja en más de tres décadas, está por encima del pronóstico de consenso de una expansión cercana al 5% y la proyección del Fondo Monetario Internacional del 4.8%. Según economistas, el objetivo implica que Beijing aumentará el gasto en infraestructura, reducirá aún más para estabilizar la vivienda.
El primer ministro Li Keqiang prometió en la apertura de la Asamblea Popular Nacional, el parlamento controlado por el Partido Comunista, tomar medidas audaces para proteger la economía a medida que aumentan los riesgos.
"Al juzgar de manera integral la situación en el país y en el extranjero, los riesgos y desafíos que enfrenta el desarrollo del país han aumentado significativamente este año", dijo Li a los delegados.
Más gastos
La caída del enorme mercado inmobiliario de China y los brotes esporádicos de coronavirus han sido un lastre para la segunda economía más grande del mundo, una fuente clave de demanda global.
El gasto fiscal aumentará un 8.4% en 2022, incluido un aumento de más del 7% en el presupuesto de defensa de China. El gobierno planea recurrir a los ahorros de años anteriores para pagar el aumento del gasto, con el objetivo de que el déficit presupuestario caiga al 2.8% del PBI este año.
El ministro de Finanzas, Liu Kun, dijo que casi 1.27 billones de yuanes en fondos retenidos de años anteriores por el gobierno central se agregarán al presupuesto general de este año.
Fuente: Gestión, 07 de marzo del 2022.