¿CÓMO SE REDUCIRÁ LA INFLACIÓN?


La subida de precios empeorará hasta que comience a mejorar. La invasión de Rusia a Ucrania ha disparado la cotización del petróleo, el trigo y otros commodities, y los datos oficiales de gastos en vivienda todavía no reflejan por completo el encarecimiento del alquiler departamentos.

Por tanto, aún hay bastante inflación en curso. Sin embargo, la Reserva Federal (Fed) estima que la inflación es un fenómeno temporal y que puede reducirla casi sin ocasionar dolo; es decir, con un "aterrizaje suave".

¿Pero esto no contradice la historia? Es que la última vez que el país tuvo que poner la inflación bajo control, en los años 80, el costo fue inmenso. El desempleo alcanzó un pico de 10.8% y recién en 1987 retornó a niveles de 1979. ¿Hay motivos para creer que esta vez será diferente? Pues sí. Es probable que el aterrizaje no sea tan suave como prevé la Fed, pero la desinflación no debería, o al menos no tendría que ser un proceso doloroso.

Para entenderlo, hay que examinar las diferencias relevantes entre la última gran inflación y la situación actual.

Hace 40 años, la inflación estaba "atrincherada" en la economía, es decir, es decir, empresas, trabajadores y consumidores tomaban decisiones basados en la creencia de que el alza de precios continuaría por muchos años. Un indicador de lo que probablemente ocurriría en la determinación de remuneraciones y de precios eran los acuerdos salariales, típicamente a tres años, que los sindicatos negociaban con los empleadores.

En 1979, los acuerdos de sindicatos con grandes empresas que no incluía un ajuste por costo de visa, especificaban un incremento salarial promedio de 10.2% en el primer año y un promedio anual de 8.2% por la duración del contrato. A fines de 1981, el sindicato minero negoció un contrató que elevaría los salarios 11% al año. ¿Por qué los trabajadores exigían, y los empleadores estaban dispuestos a otorgar, fuertes aumentos? Porque todos esperaban que la alta inflación persistiera por mucho tiempo.

En 1980, un sondeo a analistas predijo una inflación anual de 8% para la década que empezaba y consumidores encuestados por la Universidad de Michigan esperaban que los precios subiesen alrededor de % anual durante los cinco a diez años siguientes. En ese sentido, los trabajadores buscaban aumentos que compensasen el alza de precios y los empleadores los concedían porque esperaban que los costos de sus rivales creciesen al mismo ritmo que los suyos.

Esto provocó que la inflación se autoperpetúe: todos elevaban sus precios en anticipación a que el resto lo hiciera. Poner fin a este ciclo requirió de un enorme shock, una economía muy deprimida para que la inflación cayese y los trabajadores se viesen obligados a otorgar mayores concesiones.

Hoy, la situación es muy distinta. En los 80, casi todos esperaban una persistente alta inflación, pero ahora, son pocos. Los mercados de bonos prevén que, a la larga, la inflación retorne a niveles prepandemia.

Aunque los consumidores esperan que la alta inflación continúe los próximos doce meses, sus expectativas de largo plazo se mantienen "ancladas" a niveles bastante moderados. Los analistas prevén que se modere el próximo año.

Esto significa que es casi seguro que no estemos experimentando el tipo de inflación autoperpetuada que fue tan difícil de controlar en los 80. Mucho de la reciente inflación amainará cuando los precios del petróleo y los alimentos dejen de incrementarse, cuando los precios de autos usados, que crecieron 41% los últimos doce meses por la escasez de autos nuevos, se reduzcan, etcétera. La gran alza de alquileres parece haber culminado, aunque el enfriamiento no se verá en las cifras oficiales de inmediato.

Por tanto, probablemente no sea, necesario estrujar la economía el estilo de los 80 para contener la inflación.

Dicho esto, es probable que la Fed esté demasiado optimista en creer que se puede controlar el alza de precios sin que se eleve el desempleo. Datos como el inusitado número de puestos vacantes sin cubrir, evidencia anecdótica de escasez de fuerza laboral y los aumentos salariales indican que el mercado laboral está insosteniblemente caliente. Es probable que para enfriarlo sea necesario aceptar un repunte del desempleo, aunque no una recesión.

Así que mi mensaje para quienes entonan graves advertencias respecto del retorno de una estanflación al estilo de los 70, algunos ansiaban hacerlo desde hace años, es que deberían analizar la historia con más detenimiento.

La inflaicón de 2021-2022 se ve muy distinta, y mucho más fácil de resolver, que la de 1979-1980.

 

 

Autor: Paul Krugman. Fuente: Gestión, 30 de marzo del 2022.