TÁCTICAS OCHENTERAS

 



 

En el mundo desarrollado, los precios al consumidor están subiendo 10% en términos anualizados, la tasa más alta desde 1983.

Ese fue el último año, tras muchos, en que la inflación fue de dos dígitos. Después descendió, preparando el camino para las bajas tasas de los 90. Los banqueros centrales de hoy esperan repetir la historia y así acompañar a los gigantes de los 80 en el "salón de la fama" de la política monetaria.

El más grande es Paul Volcker, que fue presidente de la Reserva Federal (Fed) en 1979-87, y también figuran Gerald Bouney (Canadá), Carlo Azeglio Ciampi (Italia) y Karl Otto Pohl (Alemania). Sus émulos actuales tienen la esperanza de que la tarea no sea muy complicada. La Fed proyecta que, para el 2024, la inflación estará cerca de la meta, a costa de un pequeño incremento del desempleo.

El presente periodo de alta inflación es relativamente corto, así que la esperanza es que las expectativas inflacioanrias no se atrincheren. Pero el alza de precios parece expandirse casi por todos lados y en muchos lugares las expectativas comienzan a verse obstinadamente altas. Por eso, la experiencia de los 80 podría volverse instructiva, pues guarda tres duras lecciones para los reguladores de hoy.

Primera, puede demorar mucho reducir la inflación. Segunda, derrotarla requiere de otras entidades aparte del banco central. Tercera, habrá enormes disyuntivas. La pregunta es si los reguladores podrán superar estos desafíos. En cuanto a la desinflación, se trató de un trabajo muy arduo. Italia lo logró antes que la mayoría; su banco central pasó de ser un juguete del Tesoro a una institución cuasi independiente y la inflación pasó de 22% en 1980 a 4% en 1986.

Si el mundo avanzado lo hace tan rápido como hizo Italia, su inflación promedio no descenderá a 2% antes de fines del 2025. La mayoría tuvo más dificultades. En 1980-81, la inflación en el mundo rico cayó, pero hubo una parada en 1982-83 y un salto en 1987- 88 por un alza en costos energéticos. Estimamos que en solo 53% de meses en esa década la inflación en el país avanzado promedio declinó respecto del mes previo. Había desinflación, pero con frecuencia no se sentía así.

La segunda lección es que los banqueros centrales no pueden hacerlo todo. "La inflación no fue derrotada únicamente con política monetaria", sostiene en una nueva monografía John Cochrane, de la Universidad Stanford. Algunos opinan que las reformas liberalizadoras de los 80 ayudaron en la lucha, pues incentivaron la competencia y, por ende, redujeron precios, aunque probablemente tomaron algún tiempo para surtir efecto.

Con respecto al rol de la política fiscal, los reguladores en muchos países reconocieron, a diferencia de lo ocurrido en los 70, que una postura flexible podía atizar el fuego inflacionario. Así que frenaron el gasto incluso ante el declive de los ingresos reales de las familias. Un creciente número de economistas está urgiendo a los gobiernos a aprender estas lecciones . En un nuevo estudio, Tobias Adrian y Vitor Gaspar, del FMI, estiman que un ajuste fiscal puede reducir la inflación subyacente casi tanto como una dosis de austeridad monetaria.

La tercera lección es que la desinflación es dolorosa.

La economía mundial no se benefició de un "aterrizaje suave" caída de la inflación sin provocar recesión. Después de 1979, el promedio del desempleo en el mundo rico se duplicó en cinco años. Algunas actividades económicas se erosionaron. Por ejemplo, la construcción de viviendas se redujo 20% en 1980-82.

Los reguladores están ignorando la lección fundamental de los 80: es difícil combatir la inflación. Se necesita que todos pongan de su parte y un inmenso coraje durante un largo periodo. Lamentablemente, también es casi inevitable que algunos grupos salgan perdiendo, aunque solo sea en el corto plazo. Si los políticos están temerosos, la actual década también corre el riesgo de ganarse un lugar especial en los libros de historia, por no haber domando la inflación.

 

Autor: The Economist, Gestión. 06 de diciembre del 2022