PERSPECTIVAS DEL DÓLAR

 

 

Nuestra moneda, vuestro problema. Así describió al dólaren 1971 el entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Connally, a líderes europeos. El fraseo fue oportuno. El presidente Richard Nixon había suspendido la convertibilidad del dólar respecto del oroyexigió un cambio al sistema cambirio establecido en Bretton Woods en 1944. A los países se les indicó que fortalecieran sus divisas o Estados Unidos los sometería a restricciones comerciales.

La observancia a la exigencia surgió pronto y, para diciembre de ese año, el Acuerdo Smithsonian suscrito en dicho mes por los países conocidos como el G10, había devaluado el dólar en alrededor de 10% frente a divisas foráneas clave. Hoy, los tipos de cam- bio son en su mayoría flotantes, fijados por el mercado y no por banqueros centrales. Pero nuevamente un

dólar débil está provocando suspiros de alivio. En setiembre pasado, el DXY, un indicador de la fortaleza del dólar frente a otras divisas, estuvo en su máximo nivel en 20 años, Elyen se había derrumbado, la libra esterlina parecía en camino de estar a la par con el dólary el euro pasó un breve periodo por debajo de él. Pero desde entonces, el billete verde se ha debi- litado: medido por el DXY, ahora su cotización está 10% menos que en su reciente pico.

Un dólar fuerte causa infinidad de problemas. Los países pobres tienden a endeudarse en dicha divisa y cuando esta se robustece, esas deudas se encarecen. Hasta en países ricos, cuyos Gobiernos mayormente emiten deuda en sus propias monedas, un dólar vigoroso estruja las deudas corporativas. Un análisis realizado el 2020 por los economistas Matteo Maggiori, Brent Neimany Jesse Schreger mostró que en Australia, Canadá y Nueva Zelanda, más del 90% de bonos corporativos mantenidos por extranjeros estaba en divisas foráneas, típicamente dólares.

Los deudores no son los únicos que sufren. Los precios de los commodities están en dólares y se encarecen cuando esta moneda se fortalece. Los exportadores estadounidenses se vuelven menos competitivos, pues sus productos son más onerosos en el exterior. Y se reducen los retornos de inversionistas de cartera estadounidenses que poseen activos en el extranjero. Por tanto, el retroceso del dólares buen motivo para lanzar vitores.

Desafortunadamente, el alivio podría ser temporal y, para entenderlo, hay que analizar las fuentes del reciente vigor. Una, es la política monetaria. Durante el 2022, la Reserva Federal (Fed) subió sus tasas de interés más rápido y en mayor porcentaje que otros bancos centrales, lo cual hizo del dólar un buen blanco para practicar el "carry trade" vender una divisa de bajo rendimiento para comprar una de alto rendimiento y embolsicarse la diferencia.

Una segunda fuente es el temor. La invasión de Rusia a Ucrania, la insostenible política de "cero covid" de China y las perspectivas de recesión en la economía global elevaron los niveles de ansiedad de los mercados. En épocas así, los inversionistas tienden a refugiarse en la aparente seguridad de activos estadounidenses. La fuente final es la economía estadounidense. En parte debido a la subida de los precios de la energía y el estatus del país como exportador energético, parece estar en mejor situación que buena parte del resto del mundo.

Es cierto que la Fed está ralentizando sus ajustes y sus directores esperan que las tasas de interés alcancen su pico este año, pero esperan que ese pico sea mayor que el esperado por los inversionistas y que permanezcan así por mucho tiempo. Si el mercado acepta la visión de la Fed, podría haber más carry trade.

Una recesión en Estados Unidos no haría mella en el dólar. A esta moneda suele irle bien cuando la economía del país crece y cuando se enfría, fenómeno que los corredores de divisas llaman "la sonrisa del dólar". Si el crecimiento estadounidense se resiente, es probable que la economía global también esté en peligro, lo que incrementará el atractivo como refugio de los activos denominados en dólares.

Pero el mejor argumentos de que el dólar se reforzará es la convicción de los inversionistas de que no lo hará.

Según un reciente sondeo de Bank of America a administradores de fondos, una proporción cercana al récord piensa que el billete verde se debilitará. Entre pronosticadores encuestados por Bloomberg, la mediana de la proyección es que este año el dólar caerá frente a casi todas las demás monedas principales, y que continuará descendiendo.

Diariamente el intercambio de dólares suma US$ 6.6 billones. Es difícil imaginarque al menos algunas de las citadas apuestas ya habrían sido hechas. Mientras se hayan hecho más, aumentará el potencial de una subida del dólar. Poco después de suscrito el Acuerdo Smithsonian, los especuladores restablecieron el caos en los mercados de divisas al forzar al dólar a devaluarse más, con lo que rompieron por completo el sistema de Bretton Woods. Hoy, el mayor dolor vendría si el dólar se moviese en la dirección opuesta. Los inversionistas podían sufrir un shock.

 

 

Autor: The Economist. Fuente: Gestión, 17 de enero del 2023.