Desde que China abandonó precipitadamente su política de cero covid, la recuperación de su economía está llegando antes de lo esperado porque el virus ahora se propaga con mayor velocidad. Epidemiólogos estatales estiman que al menos 80% de la población ya se ha contagiado. Según cifras oficiales, las atenciones hospitalarias alcanzaron su pico el 5 de enero. Una temida segunda ola parece haberse fusionado con la primera, considera la firma de data biológica Airfinity.
Aunque se desconoce el número de muertes, con los que se recuperaron ha vuelto a la vida el sector servicios. Un índice de actividad que excluye la industria, basado en sondeos mensuales de gerentes de compras, pasó de 41.6 en diciembre a 54.4 en enero, el segundo mayor incremento histórico. Xiaoqing Pi y Helen Qiao, de Bank of America, anotan que servicios "azotados por la pandemia", como comercio minorista, hospedaje y restaurantes, han crecido considerablemente.
¿Podrá sostenerse este ritmo? Los optimistas subrayan que las familias chinas están inusualmente líquidas. Sus depósitos bancarios sobrepasan el equivalente en yuanes a US$ 18 billones, más del 100% del PBI chino del año pasado. Ese dinero podría proporcionar munición para un "ataque de gasto", aunque buena parte está compuesta por fondos que asustadas familias mantuvieron en el banco y no los usaron para comprar inmuebles o participar en fondos mutuos.
No es probable que los derrochen en bienes y servicios. Citigroup estima que lo más probable es un "ataque de toma de riesgos", a medida que aumente la confianza de las familias para adquirir activos menos seguros pero potencialmente más rentables que un depósito bancario. Esto levantaría a los mercados financieros y brindaría un muy necesario impulso al mercado inmobiliario.
Quizás una forma más precisa de determinar el futuro boom de gasto es analizar la brecha entre el ingreso familiar y el gasto del consumidor. En los tres años previos a la pandemia, las familias ahorraban 30% de su ingreso disponible y durante la pandemia, 33%. Si los consumidores añadiesen ese ahorro adicional a su gasto este año, su consumo aumentaría en 14% (antes del ajuste por inflación).
La magnitud exacta de ese boom dependerá de las condiciones económicas. Los precios de inmuebles han caído y el mercado laboral está debilitado, pero este ha rebotado rápidamente tras previos reveses causados por el covid. Con suerte, un poco más de gasto resultará en salarios más altos y mayores contrataciones, lo que a su vez incentivará un gasto adicional. Todo esto significa que el consumo podría representar la mayor parte del crecimiento chino este año: casi 80%, según Citigroup, si se incluye el gasto del Gobierno en servicios.
El derroche chino será una valiosa contribución para el crecimiento global. De acuerdo con proyecciones del FMI, publicadas el 30 de enero, la economía de ese país crecerá 5.2% este año y representará el 40% de la expansión de la economía mundial. Juntos, Estados Unidos y la eurozona aportarán menos del 20%. Por su parte, un reciente estudio de la Reserva Federal (Fed) plantea un argumento básico con su título: "Lo que sucede en China no se queda en China".
El estudio estima que una expansión de 1% inducida por la política económica en el PBI chino, añade alrededor de 0.25% al PBI del resto del mundo dentro de uno o dos años. Sus autores no examinan los efectos indirectos de la reapertura china, pero sus resultados dan indicios de las posibles consecuencias. Si la reapertura eleva su PBI de 3% a entre 5% y 6% este año, los efectos indirectos podrían llegara entre 0.5% y 0.75% del PBI del resto del mundo, o entre US$ 400,000 millones y US$ 600,000 millones a tasa anualizada.
Sin embargo, un repunte del crecimiento global no sería algo totalmente bueno. Los bancos centrales todavía están intentando aplastar la inflación y si una mayor demanda china se suma a las presiones sobre los precios, los reguladores podrían sentirse obligados a ralentizar sus economías subiendo sus tasas de interés o postergando recortes.
Lael Brainard, vicepresidenta de la Fed, ha señalado que la anulación de la política de cero covid tiene implicancias inciertas para la demanda y la inflación globales, en especial para los commodities. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha alertado que dicha anulación aumentará la "presión inflacionaria", porque China consumirá más energía. Según Goldman Sachs, la reapertura podría añadir entre US$ 15 y US$ 21 al barril de crudo Brent, que hoy cotiza en US$ 85.
Tras la crisis asiática de 1997, la economía china ayudó a estabilizar la región. Tras la crisis financiera de 2007-2008, el crecimiento de China ayudó a estabilizar el mundo. Este año, nuevamente hará la mayor contribución al crecimiento global. Pero si en el pasado su aporte fue vía inversión, esta vez será vía consumo. Los consumidores chinos, que tradicionalmente gastan menos de lo que pueden, están a punto de comenzar a gastar mucho más.
Autor: The Economist. Fuente: Gestión, 14 de febrero del 2023.