El escándalo de la quiebra de Parmalat golpea de lleno en Brasil


La Justicia brasileña intervino la filial local de la empresa italiana. Bloqueó la venta de bienes y le prohibió transferir divisas al exterior. Investigan desvíos de dinero girado por la casa matriz.



El escándalo de la multinacional Parmalat atravesó el Atlántico y desembarcó en Brasil. La Justicia brasileña intervino la filial local de la empresa, designó a tres especialistas para investigar los números, bloqueó la venta de bienes de la compañía y le prohibió transferir divisas al exterior.

La conexión brasileña, en la bancarrota de la multinacional, promete historias novelescas. Por lo pronto dos sociedades del grupo Parmalat do Brasil, con sede en San Pablo, la firma Carital y Winshaw, habrían recibido 750 millones de euros, con destino "incierto". Ambas firmas serían la puerta de entrada de "montañas de dinero" desviadas por la matriz italiana, según declaró ante la Justicia de Italia el ex conta dor de la Parmalat mundial, Gianfranco Bocchi. Dijo también que debe buscarse allí el "tesoro" del fundador de la empresa, Calisto Tanzi.

En esta operación de desvío de recursos habrían intervenido el director general de Parmalat do Brasil, Carlos Montero, y el ex director financiero de Parmalat mundial, Fausto Tonna.

La Carital Brasil, cuya sede está en la misma calle que las oficinas centrales de Parmalat, actuó en el fútbol brasileño. Esta firma celebró un contrato de cogestión con el club Palmeiras, de origen italiano. La compañía se dedicaba a tareas no relacionadas con la industria láctea. Negociaba pases de jugadores tanto en el mercado doméstico como en el internacional.

Las declaraciones a la Justicia del ex contador Bocchi, preso junto a otros directivos de la multinacional, fueron reveladas antes de ayer por el diario la Repubblica.

La prensa italiana señaló que hay al menos 750 millones de euros escondidos en América del Sur, que pasaron por Brasil, posiblemente con destino a Ecuador.

La Justicia brasileña ayer puso en funciones a un comité interventor de Parmalat do Brasil. Lo integran los abogados Carlos Casseb y Mauro Delphin de Moraes, y el administrador Alpoim da Silva Botelho. Los especialistas tendrán acceso a los documentos de la empresa, los libros comerciales y fiscales. El juez determinó que este comité debe ejercer la "administración compartida" con los actuales directivos, de modo que puedan "acompañar" los negocios.

La intervención busca evitar, según se informó en San Pablo, el fraude a los acreedores y la transferencia de recursos hacia la casa matriz o a un paraíso fiscal.

La primera acción contra Parmalat en Brasil ocurrió el viernes por la noche, cuando el juez Marcos Roberto Bernicchi, de San Pablo, dictó una medida cautelar que trabó la venta de los bienes de la firma. Fue a pedido del banco japonés Sumitomo Mitsui, que concedió un crédito de 10 millones de dólares a la empresa. La primera cuota de esa deuda venció el 12 de enero y no fue pagada. Se estima que la deuda total de Parmalat do Brasil con los bancos locales asciende a 350 millones de dólares. Entre los acreedores, hay bancos oficiales.

El 19 de diciembre, Parmalat hizo estallar una bomba en el mercado financiero mundial al revelar que tenía un agujero de 3.950 millones de euros. El año anterior la multinacional había facturado 7.600 millones de euros con sus plantas en 30 países y sus 35.000 empleados, incluyendo Brasil y Argentina.

El 20 de diciembre, la empresa fue declarada insolvente y en vísperas de Navidad se pidió su quiebra. En Brasil el impacto fue inmediato. Parmalat dejó de pagar a sus proveedores. Esto paralizó las fábricas de galletitas y de jugo de naranja que posee en el interior de San Pablo.

 

 

Fuente: www.clarin.com