SITUACION POLITICA Y FINANCIERA EN ESTADOS UNIDOS DURANTE EL PERIODO ELECTORAL

 

El 15 de noviembre se llevará a cabo una elección presidencial crucial en Estados Unidos. Por un lado, está el expresidente Donald Trump, quien siempre está envuelto en polémicas y busca regresar tras haber sido derrotado por el actual presidente Joe Biden en las elecciones de 2020. Por el otro, está la actual vicepresidenta Kamala Harris, quien asumió protagonismo tras una especie de golpe interno en el Partido Demócrata, provocado por una pobre actuación del presidente en un debate con Trump hace dos meses. Ambos candidatos representan visiones económicas totalmente opuestas, y el resultado de la elección tendrá un impacto significativo en la economía estadounidense, la más grande del mundo.

Empecemos con Trump. Su propuesta se basa en una política altamente nacionalista, con altos aranceles a las importaciones, especialmente de China, y restricciones a la inversión extranjera, mayormente la proveniente de ese país. Plantea un arancel general del 10% a todas las importaciones, incluidas aquellas de países con tratados de libre comercio, como Perú, y del 60% a las importaciones chinas, con el fin de fomentar el empleo industrial en Estados Unidos. Su enfoque proteccionista, que comenzó en su primer mandato (2017-2021), fue continuado por Biden, aunque Trump promete llevarlo a niveles no vistos desde el arancel Smoot-Hawley de 1930, que es señalado como una de las causas de la Gran Depresión.

Aunque no es seguro que una administración de Trump implementaría exactamente lo que propone, es probable que avance en esa dirección. La mayoría de los economistas coinciden en que este proteccionismo aumentaría la inflación para los consumidores y frenaría el crecimiento económico, sin lograr crear más empleos.

Por otro lado, Kamala Harris ha comenzado a presentar su programa económico, centrado en controlar los sobreprecios que, según ella, las grandes empresas imponen a los consumidores. Aunque el plan aún no está completamente detallado, la reacción general de los analistas es que no lograría reducir la inflación, que actualmente es del 2.9% (comparado con el 2.2% en Perú), ni generar más empleo, algo difícil considerando que la tasa de empleo en Estados Unidos ya está en su punto más alto en 50 años.

Lo que ocurra en Estados Unidos tiene gran relevancia para la economía mundial, incluida China, la segunda economía más grande, ya que una parte de las exportaciones chinas se destinan a Estados Unidos, ya sea directamente o a través de México gracias al tratado de libre comercio entre ambos países y Canadá. La economía estadounidense ha mostrado una fuerte recuperación desde la pandemia en 2020, impulsada por un gasto fiscal elevado que ha generado un déficit presupuestario del 6.8% del PIB. El déficit proyectado por Biden para el año fiscal 2025 será aún mayor, y la deuda pública ha superado el 100% del PIB, complicando la gestión fiscal y monetaria. No obstante, este déficit es el motor que ha mantenido a la economía en auge.

El principal desafío de la economía estadounidense actualmente es el impacto selectivo de la inflación entre 2020 y 2023, que ha dificultado el acceso a la vivienda. Aunque las tasas hipotecarias no han subido tanto como se cree, el precio de las viviendas ha aumentado considerablemente, con un valor medio de US$400,000, lo que es inalcanzable para alguien con un salario promedio de US$50,000 anuales. La solución a este problema no pasa por aranceles ni subsidios, sino por un manejo fiscal y económico más responsable. Aunque la Reserva Federal probablemente reduzca las tasas de interés en los próximos días, esto no resolverá el verdadero problema de un control fiscal laxo. Este desafío es comparable, aunque en menor escala, con la situación en Perú, cuya economía es mucho más pequeña en comparación.




Autor: Pedro Pablo Kuczynski. Fuente: Diario Gestión- pag.20, 02 de setiembre del 2024.