CAPITALISMO CLIENTELISTA

 

 

 

Supongamos que a fines de 2025, Donald Trump ha implementado lo que prometió: imponer altos aranceles sobre bienes importados, especialmente gravando con tasas extremadamente elevadas los productos provenientes de China. Tal medida ha generado las consecuencias que muchos economistas anticiparon, es decir, un aumento significativo en los precios para los consumidores estadounidenses. Frente a esta situación, las empresas que dependen de insumos importados deben buscar alternativas.

En el marco legal del comercio exterior de Estados Unidos, el Poder Ejecutivo tiene la facultad de establecer aranceles y conceder exenciones en casos especiales. ¿Se otorgarían estas exenciones a las empresas que las soliciten? En teoría, dependería de si los aranceles representan una amenaza significativa para sus operaciones o ponen en riesgo empleos en el país. En la práctica, podrían influir otros factores, como las donaciones políticas a candidatos republicanos o las relaciones de los ejecutivos con propiedades asociadas a Trump.

Esta dinámica no es nueva. Durante su primer mandato, Trump ya impuso aranceles elevados, y muchas empresas solicitaron exenciones. Un estudio publicado en Journal of Financial and Quantitative Analysis en julio reveló que las compañías con vínculos republicanos –medidos a través de sus donaciones a la campaña presidencial de 2016– tenían más probabilidades de obtener estas exenciones. Por el contrario, aquellas con conexiones demócratas presentaban menos oportunidades.

El escenario descrito solo fue una muestra limitada. Sin embargo, las propuestas arancelarias recientes de Trump apuntan a ser más amplias y severas, especialmente contra China, lo que podría amplificar el favoritismo político.

El término "capitalismo clientelista" surgió para describir la economía de Filipinas bajo la dictadura de Ferdinand Marcos, donde el éxito empresarial dependía más de conexiones políticas que de la eficiencia en la gestión. Casos similares se observan en Hungría, donde Transparencia Internacional estima que más del 25 % de la economía está controlada por empresas cercanas al partido gobernante.

Este fenómeno parece estar ganando terreno en Estados Unidos. Aunque los aranceles de Trump tendrían un impacto macroeconómico inflacionario, su efecto corruptor podría ser más profundo y duradero. Los aranceles facilitan el clientelismo debido a la discrecionalidad que permite la legislación comercial, algo que no ocurre con otros impuestos. Por ejemplo, un secretario del Tesoro no puede eximir a sus aliados del impuesto a las ganancias, pero el presidente sí puede conceder exenciones arancelarias a sus partidarios.

Además de los aranceles, otras medidas propuestas, como los planes de deportación masiva, también podrían fomentar el favoritismo político. Aunque algunos asesores, como Stephen Miller, imaginan una rápida expulsión de millones de inmigrantes indocumentados, es más probable que esto derive en años de esfuerzos descoordinados, incluyendo operativos en empresas sospechosas de contratar a personas sin documentación.

 



Autor: Paul Krugman. Fuente: Diario Gestión - pag.23, 27 de noviembre del 2024.