EL CAÑO SE CIERRA
En 2024, la economía española se destacó como una de las más dinámicas a nivel global, lo que hacía prever un incremento en la inversión directa española en América Latina, particularmente debido a las similitudes culturales y lingüísticas entre ambas regiones. Sin embargo, según DataInvex, la inversión directa española hacia casi todos los países latinoamericanos sufrió una caída significativa durante ese periodo. Brasil, por ejemplo, pasó de recibir €2,200 millones en 2023 a apenas €446 millones en los primeros nueve meses de 2024. En Chile, tradicional receptor de grandes flujos, la inversión apenas alcanzó €235 millones. Esta tendencia también afectó a países como Argentina y Uruguay, con una notable excepción en México, que atrajo €2,600 millones en el mismo periodo gracias a su potencial como base manufacturera para el mercado estadounidense, aprovechando su proximidad geográfica y su atractivo como alternativa a China.
Según Lourdes Casanova, académica de la Universidad Cornell, esta caída se debe a que España ya no percibe a América Latina como una región con oportunidades económicas significativas. El bajo crecimiento económico, la inflación persistente y la reducción de ingresos reales han generado una falta de confianza en los mercados de la región, particularmente en sectores de servicios, que son especialmente sensibles a las condiciones de ingreso de la población. Además, la fragilidad de las monedas latinoamericanas reduce el valor de las ganancias cuando estas se convierten a euros, lo que desincentiva la inversión extranjera en estos países.
A esta situación económica se suma un contexto político poco favorable. Las tensiones diplomáticas, como las surgidas entre España y Argentina debido a declaraciones del presidente Javier Milei, han complicado las relaciones bilaterales. Aunque estas disputas no necesariamente bloquean la inversión, sí generan un ambiente de incertidumbre. Por otro lado, el tratado de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea, firmado en 2024 tras 25 años de negociaciones, aún no ha sido ratificado, lo que añade más dudas sobre el futuro de las relaciones comerciales entre ambas regiones.
En un panorama global más amplio, América Latina enfrenta otros desafíos. Si bien China sigue siendo una fuente importante de inversión extranjera directa, sus actividades en la región están tensando las relaciones con Estados Unidos. La postura proteccionista que podría adoptar Donald Trump, como presidente electo, podría limitar aún más el acceso al mercado estadounidense para productos manufacturados con capital chino en América Latina, dejando a la región en una posición vulnerable. La disminución de la inversión española, combinada con estas tensiones geopolíticas, expone a América Latina a un escenario económico incierto, en el que la falta de flujos de capital extranjero podría limitar aún más su crecimiento y desarrollo.
Autor: The Economist. Fuente: Diario Gestión- pag.19, 09 de enero del 2025.