¿EL SOL 'SUIZO'?
Es evidente que sería una exageración comparar la moneda peruana con la de una de las principales economías mundiales. Sin embargo, es innegable que su notable desempeño relativo frente a otras divisas de América Latina ha captado la atención de los inversionistas, quienes buscan comprender los factores detrás de este fenómeno. A lo largo de 2024, especialmente tras la elección de Trump, el sol peruano ha logrado posicionarse como la cuarta moneda de mejor rendimiento entre los mercados emergentes, superando ampliamente a las monedas de México, Chile, Colombia y Brasil. Desde el denominado "Día de la Liberación" en abril, que provocó un aumento en la aversión global al riesgo, la moneda peruana ha mostrado una resistencia basada en sólidos fundamentos macroeconómicos, particularmente la fortaleza de su sector externo.
Un aspecto clave de esta solidez radica en la balanza de pagos del país, que refleja los movimientos de capital con el exterior. El desempeño reciente del Perú ha sido excepcional, logrando un superávit en cuenta corriente durante tres años consecutivos, impulsado por términos de intercambio favorables y una balanza comercial en máximos históricos. Esta situación contrasta fuertemente con los déficits que presentan otras economías regionales como Chile, Colombia, Brasil y México. Además, en 2024, la cuenta financiera también registró ingresos netos de capital significativos, lo que, junto al superávit en cuenta corriente, permitió un aumento notable de las reservas internacionales netas hasta representar el 28% del Producto Bruto Interno, el mayor nivel de toda la región.
Otro factor que ha sustentado el desempeño del sol ha sido la estabilidad macroeconómica del Perú. Con una deuda pública relativamente baja y una inflación controlada por la intervención oportuna de un Banco Central de Reserva considerado creíble, el país continúa siendo una opción atractiva para los inversionistas, especialmente en un contexto global caracterizado por la alta incertidumbre. El Banco Central ha desempeñado un rol fundamental en la estabilidad cambiaria, utilizando instrumentos como los swaps cambiarios para prevenir fluctuaciones abruptas en el valor del dólar, un elemento crucial para una economía donde la dolarización parcial sigue siendo significativa.
Asimismo, Perú se encuentra en una posición favorable gracias a su diversificación comercial y productiva, respaldada por exportaciones de bienes estratégicos como el cobre vital para la transición energética y el oro, que se beneficia de un contexto de creciente tensión geopolítica. Proyectos estratégicos como la construcción del puerto de Chancay refuerzan esta perspectiva positiva. En consecuencia, es probable que las presiones de apreciación sobre el sol continúen en el mediano plazo. No obstante, los riesgos asociados a una posible recesión global, derivada de las tensiones comerciales internacionales, podrían afectar los precios del cobre y generar mayor volatilidad a corto plazo.
En definitiva, pese al escenario de incertidumbre, se espera que el sol peruano mantenga un desempeño destacado frente a otras monedas de la región, apoyado en sus sólidos fundamentos macroeconómicos. No obstante, para sostener esta trayectoria positiva será crucial que las elecciones de 2026 favorezcan un entorno de mayor estabilidad política y social, evitando políticas populistas que puedan debilitar la institucionalidad fiscal y el mercado de capitales. La reciente reinstauración de la bicameralidad ha sido vista positivamente por los inversionistas, ya que podría fortalecer los contrapesos institucionales. Por lo tanto, aunque los desafíos son considerables, existen fundamentos sólidos que permiten mantener un optimismo cauteloso respecto al futuro económico del Perú.
Autor: Daniel Velandia. Fuente: Diario Gestión- pag.24, 11 de abril del 2025.