CREDITO A MICROEMPRESAS AHORA SE CONTRAE POR OLA DEL CRIMEN

 

 

Las dificultades continúan afectando al sector de la microempresa, el cual no ha logrado una recuperación plena desde la pandemia. Aunque se ha observado un desempeño más favorable en algunas campañas recientes, las ventas siguen mostrando un crecimiento débil, lo que limita también la demanda de financiamiento. Esta falta de dinamismo se refleja en la contracción de los créditos del sistema financiero hacia este sector, que disminuyeron en 27.5% hasta alcanzar los S/ 10,039.7 millones en febrero pasado, según datos de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). Un año antes, ya se percibía una reducción, aunque mucho más leve (2.1%).

La reducción en el crédito confirma las advertencias que desde hace tiempo vienen haciendo gerentes y analistas del sector microfinanciero sobre el menor movimiento de préstamos. A pesar de que la economía peruana creció un 4.1% en enero y se proyecta un crecimiento similar para el primer trimestre del año, el aumento de la inseguridad ciudadana ha golpeado con fuerza a los pequeños negocios. Este contexto complicado, caracterizado por delitos como la extorsión, se ha convertido en un factor clave que incide en la estrategia y política de riesgos de las entidades financieras, llevando a una actitud mucho más cautelosa.

Las instituciones financieras han endurecido sus procesos de otorgamiento de crédito, con controles más estrictos tanto para nuevos préstamos como para el seguimiento de los ya entregados. Este rigor adicional explica el bajo nivel de colocaciones de créditos hacia microempresas, en comparación con épocas anteriores donde el crecimiento era mucho más dinámico. Además, varios emprendedores, enfrentados a situaciones de extorsión, han optado por cerrar sus negocios o disminuir su actividad, ya que deben pagar cuotas ilegales que reducen considerablemente sus márgenes de ganancia, desincentivando la continuidad de sus operaciones.

Es importante señalar que, además de la inseguridad, hubo cambios en la clasificación de los deudores empresariales a finales del año pasado, lo que también ha tenido un impacto en la contracción del crédito. Adicionalmente, asesores de crédito de entidades financieras también están siendo víctimas de amenazas, especialmente en los conos de Lima, lo cual entorpece aún más la actividad microfinanciera. En las provincias, aunque todavía no se alcanza el mismo nivel de riesgo, el problema comienza a extenderse.

Mientras las bandas criminales continúen generando presión sobre los microempresarios y el sistema financiero, las instituciones mantendrán políticas más restrictivas para aprobar créditos. En este escenario, las entidades prefieren actuar con mayor prudencia, priorizando la gestión del riesgo antes que el crecimiento de su cartera. Solo si el contexto mejora, se podría esperar una recuperación natural del crédito, sobre todo en el segmento de la microempresa, que es altamente sensible a las condiciones de seguridad y estabilidad económica.



Fuente: Diario Gestión- pag.18, 15 de abril del 2025.